Las iglesias de madera
Una de las principales
atracciones de Noruega son sus
stavkirker, iglesias construidas
íntegramente en madera.
Actualmente sólo quedan 28
ejemplares de estos edificios
únicos en el mundo, de los
cuales en la zona de Sogndal
subsisten las iglesias de
Borgund, Hopperstad,
Iglesia de madera de Borgund
Kaupanger, Urnes y Undredal.
Se trata de edificios interesantes
por la estética y por las técnicas constructivas. La mayoría fueron construidos
entre los años 1130 y 1350, momento en que la llegada de la peste diezmó la
población, e hizo perder esta tradición. Se sabe que existían construcciones de
este tipo en otros países europeos, pero sólo Noruega ha conservado algunos
ejemplares de los 100 que llegó a tener.
La construcción de estas iglesias requería una técnica concreta, en la que el paso
más importante era el secado de la madera. Al cortarse los troncos se dejaban
secar de pie a fin de que la resina subiera a la superficie y una vez secos se les
daban diferentes formas según su posición final en el conjunto del edificio. En
un principio los postes se clavaban directamente en el suelo, pero pronto se
comprobó que se pudrían rápidamente, con lo que se extendió la costumbre de
hacer una base de piedras sobre la que asentar la iglesia. Los postes tenían una
importancia clave, ya que los cuatro que delimitaban la iglesia eran el soporte
central de todo el edifico, de ahí el nombre de "iglesias de postes".
Muchos de los arcos que se ven en los interiores son naturales: se fabricaban con
la madera del punto donde el tronco se convierte en raíz, apropiada por la forma
curva y por su gran resistencia. Las paredes se hacían a base de planchas de
madera. Para proteger el edificio solía rodearse de una galería exterior. La
decoración era de madera en exteriores y puertas, y de pintura en las paredes
interiores. Los motivos podían ser religiosos o paganos, ya que muchos
elementos de las religiones previas al cristianismo se sincretizaron, como por
ejemplo los dragones, animales clave en la mitología escandinava, que aquí
pasaron a representar el mal.
Algunos elementos de estas iglesia permiten descubrir antiguas costumbres de
los pueblos escandinavos. Así, la presencia sólo de pequeños bancos en las
paredes para los ancianos o los inválidos habla a las claras de la costumbre de
permanecer de pie para que pudiera caber más gente en la nave. También era
habitual que hombres y mujeres estuvieran separados, para lo que existían dos
puertas de entrada diferentes. La iluminación era escasa, ya que las velas eran
caras y había pocas aberturas en las paredes. Una de estas aberturas se
encontraba al lado del altar, y se utilizaba para dar la comunión a los leprosos
que solían escuchar la misa desde el exterior.