FIFA, la mafia incrustada en sus entrañas Suplemento especial FIFA | Page 12

12 El ‘modus operandi’ para acumular sus fortunas se extiende a parte de la entidad En 1996, por ejemplo, Warner recibió 3.5 millones de dólares de la FIFA para construir un “centro de excelencia” deportivo en Trinidad. El año siguiente consiguió un préstamo bancario garantizado por la FIFA, pero que Warner nunca devolvió, por otros seis millones. Las parcelas donde se construyeron el centro de excelencia y luego un hotel estaban a nombre de Warner. Aunque algunos niños y jóvenes de la isla se beneficiaron del centro, el gran favorecido fue Warner que, gracias a la FIFA, se convirtió en un magnate inmobiliario. Blazer habría desviado unos 20 millones a Bahamas y las Islas CaimánEn cuanto a las acusaciones de soborno, saldrán más pero de momento lo que se sabe, según testimonio presentado ante el Parlamento británico, es que Warner solicitó a los ingleses 2,5 millones de libras para su cuenta personal, nunca pagados, para construir “un centro de educación” en Trinidad. A cambio les hubiera dado su voto para la sede del Mundial 2018. Por otro lado, Jennings cuenta en su libro que la federación de fútbol australiana, que quería el mundial de 2022, cayó en la trampa de darle un cheque por 462.000 dólares para su centro de excelencia, creyendo que pertenecía no a Warner sino a la CONCACAF. En la misma época, antes de que la FIFA votara para decidir las sedes de los dos Mundiales, Warner visitó al presidente Vladímir Putin en Rusia, el país que finalmente obtuvo el Mundial de 2018, y forjó una estrecha relación con Mohamed bin Hammam, que lideró la exitosa campaña de Qatar para el Mundial de 2022. Chuck Blazer, que acompañó a Warner en su visita a Putin, fue no solo secretario general sino tesorero de la CONCACAF. Blazer, un señor obeso de 70 años que tenía un blog en el que escribía sobre sus restaurantes favoritos, ganó su dinero a través de comisiones provinientes de patrocinadores y de la venta de derechos de televisión. Engordó sus cuentas bancarias aún más con la reventa de entradas para los Mundiales. Según Jennings, Blazer desvió por lo menos 20 millones de dólares a cuentas en las Islas Caimán y las Bahamas.