FAMA N°17 Octubre | Page 48

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Roma La plena vigencia de la antigüedad

La bien llamada Ciudad Eterna es sinónimo de historia pero también de un presente particular. La mixtura le da a Roma un carisma particular y la distingue de las demás capitales europeas por su particular vínculo con el pasado. Gigantes de la antigüedad parecen querer seguir siendo protagonistas del entorno y así la ciudad se acomoda para no molestarlos y continuar mirándolos con orgullo y recelo. Por Martina Brandt

Debo admitir que siempre tuve un preconcepto errado respecto a Italia. El talante de su idiosincrasia y rumores inciertos crearon en mi una imagen que distaba mucho de la realidad. Y finalmente Roma no era ni sucia, ni desordenada, ni inabarcable, sino todo lo contrario. Es una ciudad donde la historia está, literalmente, a la vuelta de la esquina y se genera un microclima único donde la monumentalidad forma parte del paisaje y conforma una postal que parece de película.

Llegué a Roma dos días y medio para recorrerla. Era poco el tiempo y ya me había propuesto acotar los lugares a visitar, pensando que como se trataba de una de las capitales europeas más importantes, la ciudad iba a ser enorme y las distancia a recorrer larguísimas. Pero al llegar la sorpresa fue muy grata. Todo lo que había que ver estaba muy cerca, y aquellos gigantes como el Coliseo o el Foro Romano estaban, literalmente, a la vuelta de la esquina. En la“ Ciudad Eterna” las atracciones se dividen básicamente en tres grandes grupos: lo histórico, las Plazas y el Vaticano. Coliseo, Foro Romano y Palatino conforman el primer grupo, Plaza España, Di Poppolo, Navona y Di Trevi el segundo; y El Vaticano el tercero. Parece mucho, pero lo cierto es que es que se puede ver todo sin tener que correr.
La ciudad de las plazas
Mi primer gran recorrida por Roma se dio por casualidad. Llegué desde Florencia a las 6 de la tarde, y decidí usar las horas de luz que me quedaban para conocer los alrededores de donde me estaba quedando. Pensé que solo iba a poder ver unas pocas cosas, pero en cuestión de 4 horas pude conocer la mitad de la ciudad. El primer sitio a visitar fue Plaza España, una de las más pintorescas. Allí se encuentra la iglesia de la Trinidad del Monte, a la que se llega por una escalinata que data de 1736 y que está decorada por terrazas con jardines. La mejor época para visitar la plaza es en primavera por la inmensa cantidad de flores, pero bien puede decirse que en verano no le faltan adornos: hay cientos de turistas que se sientan a descansar en los escalones y que por sus distintas procedencias se vuelven una decoración per se.
Desde allí, si se continúa por la Vía del Babuino, se llega rápidamente a la Plaza del Popolo. Espacio en cuyo centro hay un inmenso obelisco egipcio que se combina extrañamente con las dos iglesias gemelas de Santa María dei Miracoli y Santa María in
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