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La mujer en los tiempos del estrés
El mal de la época parece ser cada día más cotidiano. Trabajo, familia y tareas configuran un combo peligroso si no se maneja con calma, tranquilidad y armonía. La tensión, las cargas diarias y el cansancio son los factores clave para los problemas derivados del estrés, que cada día son más, y que cada día se tratan menos.
Trabajar, ser madres, esposas, cocineras, administradoras, choferes... Las mujeres hoy en día desempeñan múltiples roles y las responsabilidades las alejan de ellas mismas y las colman de tensiones y agotamiento. ¿ El resultado? Malestar físico y psíquico al que muchos llaman“ síndrome del estés femenino”. A nivel médico el estrés es una respuesta que el organismo da a una situación que se percibe como conflictiva, lo sea o no. Esta última parte de la frase es la más importante ya que plantea el problema, pero también la solución. La percepción parece tener una gran incidencia en el desarrollo del estrés y por eso parte de la cura está en la propia cabeza y la actitud con la que se encaran las cosas.
Carmen García Ribas, escritora y periodista española, en su investigación sobre el rol de la mujer en la sociedad desarrolló el concepto del síndrome de Marilipi, término
Estrés y salud
Aquí algunos síntomas de estrés crónico Evidentemente todos sufrimos estrés, lo difícil es medirlo. En ese sentido, muchas veces se desestima su importancia y así se generan diversos problemas tanto físicos como psicológicos: Hipertensión arterial, Diabetes Mellitus, Dislipemia, Hipersudoración, Caída del cabello, Contracturas, Sequedad de la boca, Problemas digestivos, Infertilidad, Disminución del deseo sexual, Disminución de la inmunidad, Problemas de concentración, Irritabilidad, Insomnio, Inestabilidad emocional, Ansiedad, Depresión, Retraimiento, Exceso de relaciones sociales, Aumento en las conductas adictivas.
que define un comportamiento femenino en el ámbito público que se caracteriza por el miedo. Según la autora, ese miedo se aplica a el no complacer, a no ser querida, a no cumplir los estereotipos, a tener éxito y al mismo tiempo a la exclusión. Así, la mujer se“ auto sabotea” para no sobresalir, al tiempo que se enfrenta día a día a aquello a lo que teme y que cada día se le hace más presente. Son mayores las responsabilidades, mayores los roles que debe desempeñar, pero también mayores sus conquistas tanto laborales como sociales. Un combo de hechos positivos que por ese miedo implícito se convierte en estresante y amenazante.
De esta manera, la mujer se estresa ante nuevas situaciones, que incluso son positivas, pero que por miedo se perciben como nudos conflictivos. Esto confirma la importancia de la manera en que se ven las cosas en el manejo del estrés, y la posibilidad de eliminarlo si se dejan de lado los prejuicios.
A fin de cuentas la mujer en los tiempos de estrés debe enfrentar sus nuevas posibilidades y su nuevo rol con confianza, para evitar problemas que se solucionan desde adentro.
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