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VIDAMÉDICA / FalmedEduca
HUMANIZAR LA
ATENCIÓN EN EL
DUELO PERINATAL
Cuando un embarazo termina en una muerte intrauterina o a las pocas horas del nacimiento, la experiencia vivida
puede convertirse en transformadora o traumática. Entregar la información correcta con empatía, respetar los tiempos
para la toma de decisiones y contar con un protocolo conocido por el equipo son elementos protectores en una situación
altamente compleja para madre, padre y familia.
Por Mariela Fu
T
enías razón. No hay latidos”. A mí, con 39 años
de edad, periodista y con un primer embara-
zo, me tocó recibir la peor de las noticias: mi
hijo había muerto antes de nacer. Treinta y una
semanas de gestación terminaban frente a un médico al que
acababa de conocer y cuya mirada triste se grabó en mi mente.
Después vino un trance entre pena y temor. No sabes cómo vas a
parir, no sabes si podrás ver a tu hijo, no sabes si tú también es-
tás en riesgo. Y no tienes fuerzas para pedir esas explicaciones.
Mi experiencia me llevó a preguntarme si en medio de ese
dolor podría haber una oportunidad. De ahí que la presen-
te investigación busque visibilizar el duelo de las pérdidas y
muertes perinatales, y reúna recomendaciones para el equipo
sanitario en un parto respetuoso para esa mujer y el delicado
momento en que recibirá a su hijo fallecido.
El duelo del “niño imaginario”
En Chile, más de dos mil mujeres sufren una pérdida gestacio-
nal al año, de acuerdo con el INE y el Minsal, “que consideran
las muertes fetales (mortinatalidad) desde las 22 semanas de
embarazo hasta el parto. Por eso la mortalidad perinatal re-
portada por ellos es de 9,4 por cada 1.000 nacidos vivos”, ex-
plica el Dr. José Andrés Poblete, vicepresidente de la Sociedad
Chilena de Obstetricia y Ginecología, SOCHOG.
Si bien estas cifras son relativamente bajas, existen motivos
para que se esté prestando mayor atención al duelo perinatal
y neonatal. En 2000, una experiencia pionera comenzó en el
Hospital Sótero del Río. “Se ha visto que las pacientes que pre-
sentan un evento adverso en el parto, ya sea muerte o hándicap
serio, tienen un 70% de depresión posparto, 30% de pérdida
de pareja, un abandono del hijo sobreviviente o del (otro) hijo
sano. Logramos disminuir todas esas tasas a rangos práctica-
mente inexistentes, solo con el apoyo psicoterapéutico, en un
contexto de diagnóstico prenatal”, cuenta el Dr. Luis Medina,
ginecobstetra subespecialista en medicina materno fetal, quien
lideró este programa.
En ese equipo participó la psicóloga Paulina Palacios, junto a
su colega Miguel Cordero, quienes visibilizaron la necesidad
de contar con este apoyo en las maternidades, materia clave
que recogería el programa Chile Crece Contigo. La experiencia
les demostró que lo que viven las parejas, e incluso sus fami-
lias, es un duelo similar a la pérdida de cualquier ser querido.
“Las parejas desarrollan una respuesta psicológica que se de-
nomina el «niño imaginario», es decir, le dan una imagen cor-
poral a su hijo, imaginando desde el color en su rostro hasta su
carácter”, explica el Dr. Medina. “Cuando tú te enfrentas a un
diagnóstico adverso donde la imagen de tu niño imaginario se
rompe, muchas veces es difícil de manejar. Entonces, la forma
de hacerlo es dar una información coherente de lo que está
sucediendo. Uno les pregunta: ¿quieres saber exactamente qué
está ocurriendo o quieres quedarte con una idea? Si la pacien-
te quiere saber, uno tiene que ser muy explícito y detallado.