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Esa inconmensurabilidad del conflicto
Crea efectivamente problemas a quienes buscan en el número su entereza
Pero sólo demuestra que no es simple negación de algo la diferencia
Ni humano el principio
Junto al esqueleto de un asno bebió sin respirar el saqueador de labrantíos
400
Y quedó tendido sobre agujas de pino y hormigas y otros insectos
Nadie echó de menos su raudo caminar
Quedó tendido y sin respirar a merced de los carroñeros
No hubo entierro
He aquí el primer paisaje: oceánico
405
Imposible de hollar pero plasmado en telas de añil y luz
Recibiendo las torpezas muchas en busca de un vigor que se escapa
Y los encorvados sesgos proyectando sombras crecientes
Hacia el infinito sin carga de prudencia alguna
Aún no soplaba el simún ni barrían el suelo las polillas
410
Cuando la lengua del anciano dejó de bailar en su boca y profirió el augurio
Llegará un extranjero que querrá saber de nuestras costumbres
Y tendremos que dar cuenta de los restos esparcidos por el tiznado suelo
Del toro inmolado en la fiesta
¿No espetamos su carne para el banquete?
415
Su ojo acusador aún nos miraba tras recibir la puntilla
Deífagos fuimos
Nada queda por temer
Cada cual cumplirá su destino sin remisión
Asombrado tal vez