EZKIOGA A.M. Artola, CP | Page 44

referente a Ezkioga, y condicionó las decisiones de las autoridades eclesiásticas hasta el final de todo el affaire de Ezkioga. Se podía barruntar que, por ese camino, las apariciones de Ezkioga podían llegar a un final de condenación, en razón de la dura crítica que suponía la desautorización del Párroco de Zumárraga. Aquel acto tenía su parecido más exacto en la profecía de Zacarías: «Heriré al pastor y se dispersaran las ovejas» (Zac 13, 7). En efecto, el acto negativo del Vicario General dejó sin pastor a las ovejas fieles de Ezkioga. La desautorización de la Comisión creó una atmósfera extraña en la cual la desobediencia se hizo una práctica normal. Ya el propietario del campo -Sr. Echezarreta- cobraba una cuota de entrada en el lugar de las apariciones. Luego, el mismo propietario construyó -sin permiso- un tablado donde los videntes tenían sus apariciones. Se erigió en el lugar de las apariciones una cruz sin autorización. El Sr. Imaz pretendió construir una capilla que recibió la desaprobación de la Iglesia44. Se prohibió a los sacerdotes el acceso al lugar de las apariciones45. 2-Ovejas sin pastor El fenómeno más negativo que siguió a la supresión de la Comisión fue la actuación de numerosos particulares que asumieron la iniciativa de proteger a los videntes. En los libros sobre Ezkioga reciben el nombre de Promotores los favorecedores de Ezkioga, que actuaban independientemente de D. Antonio Amundaráin, responsable de los asuntos de Ezkioga. Entre ellos descuella Carmen Medina. Tomó a su cargo la protección de los videntes, ganando su simpatía, procurándoles dinero, regalos, viajes, cursos de ejercicios espirituales en Casas de Ejercicios, etc., hasta el punto de tenerlos prácticamente sumisos a sus deseos. La protección que Carmen procuraba a los videntes con una actuación de maternal generosidad, estaba condicionada por 44 45 PE, Doc. 6. PE, Doc. 5. 46