EZKIOGA A.M. Artola, CP | Page 42

actitud de la autoridad diocesana frente a lo que sucedería en la Campa de Anduaga estaba privada de un seguimiento oficial. En las tres ocasiones en que visitó el Vicario General la Campa de Anduaga lo que le impresionó de Ezkioga fueron las concentraciones multitudinarias, y su atención se vio atraída por los más llamativos protagonistas de todo aquel fenómeno masivo. Y esta su preferencia le traicionó. El secreto del atractivo que congregaba las manifestaciones multitudinarias no eran precisamente los visionarios que acaparaban protagonismo durante aquellas manifestaciones. Su misterio radicaba en un fenómeno primero más humilde y sencillo. Era la aparición fundante de los hermanos Bereciartúa, que no jugaban papel relevante alguno en aquellas concentraciones masivas de la Campa, sino que permanecían casi completamente ignorados. Un contacto informativo más realista con el Párroco de Zumárraga le hubiera procurado datos muy precisos desde el origen de las apariciones, hasta los fenómenos recientes más espectaculares. Pero parece que hubo una cierta distancia entre los dos. De ahí que la impresión primera resultara informativamente deficiente, y quedara más impresionado por los videntes fanáticos que allí se movían, y procuraban a la prensa los episodios más sensacionalistas de Ezkioga. De esta información deficiente nació en el Vicario la idea negativa que de todo lo de Ezkioga mantuvo a lo largo en todas sus acciones represivas. Nunca se enteró en forma adecuada sobre cómo habían comenzado las apariciones. A esta información básica deficiente, se unía el miedo al Gobierno de la República, y la indecisión sobre el modo de afrontar en la forma más discreta el caso de Ezkioga. En esto vino inesperadamente la publicación del artículo del Párroco que hacía la evaluación del primer mes de las apariciones. Tal vez para entonces Echeguren estaba alertado del protagonismo que llevaba en todo esto Amundaráin. Prácticamente procedía como si las apariciones fueran verdaderas; siendo así que había videntes de todo tipo, el conjunto del fenómeno despertaba suspicacias. El artículo de EL DÍA produjo un profundo descontento en el Vicario General. Aunque el artículo era 44