actitud de la autoridad diocesana frente a lo que sucedería en la
Campa de Anduaga estaba privada de un seguimiento oficial. En
las tres ocasiones en que visitó el Vicario General la Campa de
Anduaga lo que le impresionó de Ezkioga fueron las concentraciones
multitudinarias, y su atención se vio atraída por los más llamativos
protagonistas de todo aquel fenómeno masivo. Y esta su
preferencia le traicionó. El secreto del atractivo que congregaba
las manifestaciones multitudinarias no eran precisamente los
visionarios que acaparaban protagonismo durante aquellas
manifestaciones. Su misterio radicaba en un fenómeno primero
más humilde y sencillo. Era la aparición fundante de los hermanos
Bereciartúa, que no jugaban papel relevante alguno en aquellas
concentraciones masivas de la Campa, sino que permanecían
casi completamente ignorados. Un contacto informativo más
realista con el Párroco de Zumárraga le hubiera procurado datos
muy precisos desde el origen de las apariciones, hasta los
fenómenos recientes más espectaculares. Pero parece que hubo
una cierta distancia entre los dos. De ahí que la impresión primera
resultara informativamente deficiente, y quedara más impresionado
por los videntes fanáticos que allí se movían, y procuraban a la
prensa los episodios más sensacionalistas de Ezkioga. De esta
información deficiente nació en el Vicario la idea negativa que de
todo lo de Ezkioga mantuvo a lo largo en todas sus acciones
represivas. Nunca se enteró en forma adecuada sobre cómo habían
comenzado las apariciones. A esta información básica deficiente,
se unía el miedo al Gobierno de la República, y la indecisión sobre
el modo de afrontar en la forma más discreta el caso de Ezkioga.
En esto vino inesperadamente la publicación del artículo del
Párroco que hacía la evaluación del primer mes de las apariciones.
Tal vez para entonces Echeguren estaba alertado del protagonismo
que llevaba en todo esto Amundaráin. Prácticamente procedía
como si las apariciones fueran verdaderas; siendo así que había
videntes de todo tipo, el conjunto del fenómeno despertaba
suspicacias. El artículo de EL DÍA produjo un profundo
descontento en el Vicario General. Aunque el artículo era
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