A continuación, repasemos la manera en que los pulmones contribuyen al flujo normal
de la sangre. El corazón está dividido en dos lados: el izquierdo y el derecho. Cada lado
tiene una aurícula (una cámara receptora) y un ventrículo (una cámara de bombeo),
responsables de bombear sangre, pero por diferentes razones. El lado izquierdo del
corazón bombea sangre a través de las arterias para suministrar oxígeno y nutrientes
vitales a las células y a los tejidos de todo el cuerpo. Dado que la sangre tiene que
trasladarse a una gran distancia desde el corazón, necesita mucha presión. Cuando
controlan su presión arterial, se está midiendo la presión que impulsa la sangre a todo
el cuerpo.
Una vez que la sangre libera el oxígeno, regr esa por las venas del lado derecho del
corazón y es bombeada, nuevamente, a los pulmones. La bomba en el lado derecho
del corazón no necesita mucha presión ya que el corazón y el pulmón están muy cerca.
A ello se lo conoce como presión pulmonar y se mide de forma diferente a la presión
sanguínea del lado izquierdo del corazón.
Cuando la presión de bombeo es demasiado alta en el lado izquierdo del corazón, se
denomina hipertensión o presión arterial alta. De igual modo, cuando la presión de
bombeo es demasiado alta en el lado derecho del corazón, se denomina hipertensión
pulmonar (HP).
La hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC) es un tipo de HP. En la
HPTEC, los reiterados coágulos de sangre en el pulmón se atascan y obstruyen las a r
aumenta y se produce una HP. Esto significa que el lado derecho del corazón tiene que
bombear más fuerte (usar más presión), para que pase la sangre.
Esto lleva a una acumulación de sangre que regresa de las venas y se dirige al corazón.
Como resultado, el lado derecho del corazón tiene que trabajar mucho para mantenerse
al día con el flujo sanguíneo, lo que puede debilitar al corazón, hacer que se hinche
y, con el tiempo, provocar una insuficiencia cardíaca. Dado a que le lleva más tiempo
a la sangre atravesar los pulmones, el nivel de oxígeno en la sangre puede disminuir
demasiado. El oxígeno es importante para las células y para el tejido y es necesario
para una función cerebral saludable. Sin tratamiento, los pacientes con HPTEC morirían
en no más 5 años. Por ello, es fundamental diagnosticar y tratar la HPTEC.
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