Evangelista N°03 (edicion pdf) | Page 18

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Por Leandro Parulla.

Serie: Llamados por Dios.

En la edición anterior estuvimos hablando acerca de la necesidad de alcanzar madurez y comprensión para hacer firme nuestra vocación y elección ante la voluntad de Dios. Esta decisión debe tener como base el conocimiento de la esencia del llamado que hemos recibido, la cual es el mismo AMOR de DIOS. Fue Dios que al llamarnos primeramente nos capacitó al otorgarnos de su Espíritu Santo y a través de él TODO el caudal INAGOTABLE de su AMOR para que seamos sensibles a su Palabra y al desarrollo de la nueva vida espiritual. Observemos a continuación lo que dice el Apóstol Pablo en la carta a los Efesios 1:4-5: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin manchas delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”.

Al leer que Dios nos predestinó desde tiempos eternos en amor tomamos conocimiento del inicio y la base de su precioso e invaluable llamado en Cristo Jesús.

 

El llamado de Dios NO depende de nuestras virtudes u obras que hayamos realizado o que hagamos cada día, sino que esto va mucho mas allá de lo que podemos imaginar o razonar humanamente, es decir, que solo la revelación del Espíritu de Santo nos introduce en la plenitud del poder de Dios.

El apóstol Juan nos da a conocer que Dios no “tiene” amor sino que ÉL ES AMOR (1 Juan4:8 y 16), y es en su naturaleza divina que Dios nos predestinó para ser llamados en este tiempo. Solo impulsados por el amor de Dios cada día vamos a poder perseverar y honrar al Señor ante cada circunstancia

LA PALABRA DE DIOS:

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos..

2 Corintios 5:14-15

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Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

1 Pedro 5:10

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Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

1 Timoteo 3:1

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Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él

2 Timoteo 2:11

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Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

Tito 3:8

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"El llamado de Dios no depende de nuestras virtudes u obras que hayamos realizado".