ETHNOLÓGICA No. 02 (2018) | Page 35

Yakuchawanmi kawsani (pág. 31-46) Ethnológica 02 (2018) sino habría agua, estoy vivo con agüita, así también todo papi… Nisqaypi qinapas, aquí el problema es el agua, solo tenemos dos puquialcitos en la parte centro, puquial de Huancapuquio y de arriba el puquial de Timpuq Wayqu y de ahí tomamos; ni siquiera tenemos para regar nuestros huertos, por eso como ves no hay nada aquí, es libre, qalam kay llaqtayku, mapas qawankiñam. La comunidad campesina de Santa Rosa de Huancapuqio territorialmente es grande y en la parte alta tenemos dos puquiales en Anta ccacca, de ahí es nuestra agua potable, y lo que construyó Alas de Esperanza para nuestro consumo que abastece mínimamente a todos los que vivimos en el pueblo. En la parte baja tenemos agua de Ñahuinpuquio en cantidad que abastece a otras comunidades — el señor Nemesio chacchando su coca me comentaba con detalle. —Akunkichu cukata. Akuykusuntaqya —con carisma me dió un puñado de coca para chacchar, también aguardiente —Esta cañita es puro de callebamba, tomaykuy. Para no quedar mal y que no se sienten incómodos, yo les recibía todo. De igual modo con el señor Nemesio chacchamos, me eché encima de una manta y conversábamos hasta más tarde. A su esposa le envió a cocinar algo. —Qaw imallatapas yanukamuchkay wasipi, kisupas balcompi quccha kachkarachus. Ratuskaman qamusaqku akuparispa. Luego de tanta conversación fuimos a su casa y la comida ya estaba lista. Su esposa preparó sopa de morón con papas y ocas sancochadas, oqa yanuy. Él entró delante de la cocina, sacó una manta doblanda, le puso encima de un tronco. —Pasa joven, kaypi tiyaykuy imallatapas mikuskusunya pobresallanchita —me dice y su esposa me sirvió en un plato las ocas y papas, sopata mikunkichu o manapas —sonriente me habló y respetuosamente respondí. —Manam manita, llaqtaypipas morón sopataqa mikukunikum allinmi —la sopa que me sirvió tenía unas cuantas hojas de col. Terminé y salí al patio para sentarme en el pellejo de oveja que me dieron, luego con el mismo señor Nemesio fuimos a casa del presidente de Jass. —Seguro ya habrá llegado. Los señores del campo bajaban cargados con sus picos, otros llegando al mismo pueblo, los jóvenes también de la misma manera, las señoras arreando los ganados; vacas, caballos, chanchos y ovejas, hasta los niños 35