ETHNOLÓGICA No. 01 (2017) | Page 48

48 Ethnológica No. 01 (2017) Jonathan Vargas y Jorge Vásquez En Pucara la dualidad se realiza a partir de la categorización de los trabajos conocidos como: “trabajo de hombres” o “trabajo de mujeres”; es- tos dos términos sirven para diferenciar cuales son los trabajos que asumen independientemente los varones y mujeres previo en uso de la fuerza y habilidad de los cultivos. Si bien la participación desigual de varones como de mujeres forma diversos entes que convergen en trabajos complemen- tarios previa la planificación de la pareja, estos intentan ser resueltos en el hogar. Al respecto una de las entrevistadas decía lo siguiente: “Los varones siembran, igual hacen, igual trabajan, el único es que la mujer hace menos, el salario es menos; no se le paga igual que el varón, el varón avanza…Así pues los más fácil nomás se hace (mujer).El varón pica, raya con la yunta ahí se hecha semilla; ahí hacemos, tapamos es una ayuda pues ¿sí o no?... Por ejemplo las mujeres en la cosecha más están en seleccionar la papa, el varón no; las mujeres seleccionan primera, segunda, tercera, extra, semilla así.” (Conversación personal con Olinda Aguilar) Aqui la complementariedad se manifiesta como un consenso asi- métrico de oportunidades, esto no desecha que dentro del trabajo agrícola se pueda dar lugar a tensiones y conflictos en lo que atañe a la planifi- cación agrícola, empero estas tensiones son resueltas en la medida que la familia madura. Ledesma (2004), nos explica que las tensiones en los trabajos agrícolas en algunos casos, es debido a que a veces el hombre manda y otras veces la mujer, esto debido al carácter de las personas y el manejo del conocimiento de semillas de papa, lo cual en general por género indica que la participación del trabajo femenino interviene más activamente, en los cultivos de papa y maíz, mientras que la participación masculina comparte la mayoría de actividades, salvo algunas que son más exclusivos como el trigo, la cebada y otros granos. Por eso en ambos sexos en ocasiones, se suplementan y complementan a su vez las actividades que son exclusivas y compartidas como por preferencia y necesidad; Ledesma nos muestra la diferenciación de formas de trabajos agrícola en las familias en una complementariedad sexual, donde algunos roles que se mantienen en el trabajo flexible son variables por familia. En consecuencia la participación consensuada en la toma de de- cisiones es estrechamente funcional a la organización tomada por ambos. Estas son funciones que son parte del quehacer cotidiano del trabajo dual, en la cual en el mundo andino existen flexibilidades, porque parece ser que no existen trabajos hechos por hombres o mujeres o viceversa, por lo