ETHNOLÓGICA No. 01 (2017) | Page 11

TEDIO Manantial de melancolía el día, los días. Gélido viento que arrastra las huellas de la infamia y hiere una sonrisa. Nubes borrascosas que imitan el nauseabundo dolor. Chubascos como el llanto de las cosas desahuciadas. Vuelve, vuelve ¡Oh, pulsante estrella! Y despeja el macabro barniz que lacera mi alma. HUERTO LÍRICO Haces de luz se filtraban, aquella tarde, por los pequeños resquicios geométricos que dejaban, entre sí, las lanceoladas hojas de los mangos. Una tiránica tranquilidad reinaba, ese momento, aquel huerto poético. Se oía el canto acuoso del pequeño arroyo que lo atravesaba como un hilo de vida (era un hilo de vida). Lujosos ovoides seducían con sus finísimos aromas y gloriosas ambrosías. En los extramuros, el viento agitaba las es- pigas robándoles sonidos y esencias vespertinas. De pronto, una pareja de tordos galantes apareció en la copa de un árbol para elevar su lírico canto al cielo. ¡Con qué arrebato, con qué ternura disfrutaba los increíbles bene- ficios del sosiego! Percy Hernández