RISARALDA 52 AÑOS
VIERNES 1 DE FEBRERO DE 2019 | PAG 25
gos –el segundo fue en el pasado 2015 rea-
lizados con escenarios inconclusos y bajo
la sombra de la corrupción- pues el evento
sufrió tres postergaciones: la primera para
1968 y la segunda para julio de 1970 y la ter-
cera para diciembre de este año, todo porque
la construcción de los escenarios demoró
por espacio de… ¡10 años!
Retrocediendo: Pereira perdió en 1960 la
disputa de la sede de los IX Juegos que des-
pués de una década vino a celebrar Ibagué.
Pero su clase dirigente no se resignó sino que
desde ese mismo momento empezó a prepa-
rarse para volver a presentar su aspiración.
Aupados los pereiranos en la famosa fra-
se del dirigente futbolero Carlos Ditborn en
su discurso de sustentación de la petición del
Mundial de 1962 que finalmente hizo Chile,
cerrando su intervención con un “porque
nada tenemos, los haremos todo”, la ciudad
empezó a moverse recordando la jornada
cívica del 26 de junio de 1945 cuando -según
los historiadores- alrededor de 20 mil perso-
nas se volcaron para ayudar en la construc-
ción de su aeropuerto.
Se apeló nuevamente al espíritu cívico
de los pereiranos. Inolvidable fue también
la gesta del 20 de julio de 1962. En el convi-
te de la Villa Olímpica participaron –así lo
cuentan quienes lo vivieron- cerca de 50 mil
habitantes armados de pico y pala entonan-
do un estribillo que nació de un verso del
poeta Luis Carlos González: “Villa Olímpi-
ca haremos en Pereira, moviendo tierra tal
como ayer, cuando celebre nuestro pueblo
el centenario, un gran estadio ha de tener”.
(Hugo Ángel y Francisco Polanco citados en
artículo de la revista Semana).
Justamente el centenario de fundación
de la ciudad en 1963 fue el motor que impul-
só la aspiración de ser la sede de los X Jue-
gos Nacionales que se hizo realidad en 1974,
cuatro años exactos después de su realiza-
ción en Ibagué. La primera medalla de oro
fue para su Comité Organizador, lo que llevó
al entonces presidente del Comité Olímpi-
co Colombiano, Mario García, a manifestar:
“Aquí no hubo derroche y eso hay que abo-
nárselo al Comité Organizador. Ojalá que el
ejemplo dado por Pereira sea seguido por las
ciudades que se aprestan a realizar los jue-
gos en los próximos años”. (El Tiempo, 2 de
agosto de 1974, citado por Alberto Galvis en
su libro ‘Momentos de Gloria’, historia de los
Juegos Nacionales.
Pero en las dos siguientes citas de los ya
denominados Juegos Deportivos Naciona-
les tampoco se cumplió con el cuatrienio
previsto para su realización. Dificultades
económicas vividas por el gobierno nacio-
nal impidieron la terminación de las obras
para Neiva 1978 lo que obligó a su aplaza-
miento para julio de 1980. Y la siguiente
cita en Villavicencio 1984, cuya sede le fue
adjudicada catorce año atrás, justamente en
Pereira – 1974 se corrieron nuevamente –por
seis meses- para diciembre y finalmente se
disputaron en el mes de enero de 1985.
Pereira volvió a entrar en la historia de
los Juegos Nacionales en 1988 en el primer
evento descentralizado: Armenia fue la
sede principal, Pereira, Manizales, Ibagué
y Monterías, las subsedes. Y lo hizo con otro
hecho notorio: El director general del evento
fue el fallecido dirigente pereirano Augus-
to Ramírez González, quien revolucionó su
organización pues por única vez las compe-
tencias se hicieron en dos categorías (juvenil
y mayores) y los deportes de conjunto tuvie-
ron tantas medallas como jugadores en la
cancha: así el fútbol sumó 11 oros, el béisbol
9, el voleibol 6 y el baloncesto 5.