Especial Fibromialgia: Soluciones holísticas a la Fibromialgia 1 | Page 64

64 eSPECIAL FIBROMIALGIA eSPECIAL FIBROMIALGIA ‘‘Me decían que tenía que aprender a vivir con este problema porque era crónico.’’ En la adolescencia empecé a notar dolores generalizados sin explicación clínica que me llevaron a tomar mis primeros antidepresivos, recetados por mi médico de cabecera para el cual yo, que en esos momentos tenía 18 años, era una persona desequilibrada por el simple hecho de decir que me dolía todo el cuerpo. De adulta, a partir de los 28 años aproximadamente, he estado inmersa en un pozo negro sin luz en el que el dolor generalizado, el cansancio extremo, la depresión, el insomnio, la mala circulación, la ansiedad, la falta de motivación, las pérdidas de memoria, la falta de concentración y otras tantas dolencias y síntomas me iban hundiendo a pesar de tomar todo tipo de fármacos recetados por los diferentes médicos. Me diagnosticaron Fibromialgia y Fatiga Crónica, lo cual me alivió bastante, porque eso quería decir que no estaba sola. No obstante no cambió mucho mi vida porque los médicos no sabían darme una solución. Me decían que tenía que aprender a vivir con este problema porque era crónico. Me aconsejaban que hiciera ejercicio, cosa IMPOSIBLE para mí. La frustración era cada vez peor. Esto me hizo acudir a la asociación de Fibromialgia de mi pueblo donde me dijeron que no tenía solución y que cada vez estaría peor. Me animaron a apuntarme a yoga y a participar en jornadas para reivindicar el derecho al reconocimiento de la enfermedad y así poder conseguir una pensión por invalidez. ME NEGUÉ EN ROTUNDO. No podía concebir que iba a estar enferma toda la vida que me quedaba. Yo no quería una pensión sino una solución. A los treinta y seis años, en 2011, tras una vida de sufrimiento y gracias a una amiga que me habla de un médico maravilloso, descubro que todos mis problemas se deben a las radiaciones electromagnéticas cuya intensidad se ha ido multiplicando desde que se inventa la electricidad, llegando el daño a su pleno apogeo hace unos 20 años atrás hasta hoy en día con la proliferación de los dispositivos para las tecnologías móviles. Descubrí que soy electrosensible porque me lo diagnosticó el doctor José M. Gómez Morillo, médico de medicina integral especialista en el diagnóstico y tratamiento de la Electrosensibilidad y sus efectos en la salud desde hace más de treinta años. El doctor Gomez Morillo me explica que mi problema no es un problema psíquico como me han hecho creer, sino que se debe a un ‘‘todos mis problemas se deben a las radiaciones electromagnéticas cuya intensidad se ha ido multiplicando desde que se inventa la electricidad, llegando el daño a su pleno apogeo hace unos 20 años atrás hasta hoy en día con la proliferación de los dispositivos para las tecnologías móviles.’’ factor físico. La depresión que padezco es causada por la impotencia que me produce esta situación y no al contrario. Para el diagnóstico, me realiza una Bioorganometría que determina el estado del funcionamiento de mis órganos; el resultado fue muy negativo. A grandes rasgos me explica que mi organismo, que funciona mediante impulsos eléctricos que llevan la información entre las células para un correcto funcionamiento del mismo, tiene alterada su función electroquímica y, que debido a este problema, padezco un desequilibrio integral que hace que aparezcan muchas dolencias y síntomas diversos. Esto quería decir que soy electrosensible y que mi cuerpo estaba “impregnado” de radiación electromagnética. (Ver “Fundamento Técnico y Modo de Trabajo”). Tras el diagnóstico procede al tratamiento, en una misma consulta, que consiste en “desimpregnar” mi organismo mediante un mecanismo que elimina la radiación absorbida. Al cabo de una semana comienzo a realizar actividades que hacía años que no podía realizar, como caminar algunos minutos sin cansarme, ir de compras, hacer la compra, estar de pie a pie parado, ducharme o secarme el pelo sin cansarme. Comienzo a dormir mejor, me levanto no tan cansada como antes… y así fui mejorando cada día en una línea ascendente que además me llenaba de alegría y optimismo. A partir de la cuarta semana comienzo a decaer de nuevo. El efecto de la máquina estaba desapareciendo debido a que me estaba volviendo a “impregnar”. Esta impregnación era inevitable debido a que vivimos en un mar de ondas electromagnéticas de las que no nos podemos alejar. Por tanto cada cinco o seis semanas tenía que acudir a la consulta para realizar la desimpregnación y permitir a mi organismo seguir funcionando en línea ascendente. Había encontrado una solución parcial y había ganado mi primera batalla. El resultado de este mejoramiento fue traduciéndose en la desaparición del dolor generalizado, del cansancio crónico, del insomnio, de la depresión, de la irritabilidad, de la falta de concentración, etc… Este resultado llega a su máxima expresión cuando consigo tener en mi propia casa un dispositivo que me permite limpiar mi cuerpo de la radiación que cada día absorbo. (Ver “Cómo se crea el dispositivo Tecno Well”). De esta forma mi organismo no acumula radiación y la función electroquímica no se ve alterada. 65 Esto se ha convertido en una solución definitiva. Ya no necesito acudir a consulta a desimpregnarme cada cierto tiempo porque, al poder hacerlo cada día en casa, mi cuerpo no se contamina. Esto tiene doble ventaja: por un lado, y lo más importante, mi organismo funciona correctamente, ya no va nunca en línea descendente. La otra ventaja es el consiguiente ahorro económico que ha supuesto para mí. Ahora sí he ganado la guerra contra la que he luchado tantísimos años y vivir se ha convertido en mi prioridad absoluta. Me gustaría decir que a principios de 2014 informé de mi experiencia a la presidenta de la Confederación de Asociaciones de Fibromialgia de Andalucia. Me ofrecí a ir hasta Cordoba, donde se encuentra la sede, para contarles mi experiencia con el objetivo de compartir y expandir la solución a tantas mujeres y hombres que hoy en día lo están pasando tan mal, pero no me han dado la oportunidad a pesar de haber llamado e insistido varias veces porque, dicen, están cansados de ser engañados. ‘‘Ya no necesito acudir a consulta a desimpregnarme cada cierto tiempo porque, al poder hacerlo cada día en casa, mi cuerpo no se contamina’’