Especial Fibromialgia: Soluciones holísticas a la Fibromialgia 1 | Page 36

‘‘ De nada sirve estar sano físicamente, si estoy triste, depresivo, o no soy capaz de aceptar mis circunstancias vitales.’’
eSPECIAL FIBROMIALGIA
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‘‘ De nada sirve estar sano físicamente, si estoy triste, depresivo, o no soy capaz de aceptar mis circunstancias vitales.’’

Soy una persona de 45 años, con diagnóstico de Fibromialgia desde hace siete. Los síntomas se iniciaron con 18 años. Ahí empezó mi peregrinaje, un largo y tedioso camino, de especialista en especialista. Pruebas médicas de todo tipo, sensación de que no te entienden, que te miran y te catalogan de“ quejica”… Hay que decir que de formación y profesión he sido enfermera, de forma que tengo conocimiento sobre enfermedades y sus tratamientos. Lo que estaba viviendo no cuadraba con nada que yo hubiera estudiado. Años de trasiego, que me llevaron al diagnóstico“ por eliminación” de fibromialgia, a un hundimiento personal y emocional, y, desde ahí abajo, a un estudio profundo de la enfermedad o síndrome,( ya que no está catalogado de una forma muy clara), y sobre todo a un resurgimiento como persona.

Soy una mujer deportista, bailona, alegre, cariñosa y trabajadora. Me convertí en una persona triste, amargada por el dolor, retraída, sólo quería estar en casa. Estar quieta me hundía más, empeoraban los síntomas depresivos, el miedo, el dolor aumentaba, la rigidez era bestial, y ahí empezaba la“ pescadilla que se muerde la cola”: a más dolor, menos te mueves, los músculos se debilitan, pierden el tono, la fuerza, como cuando llevas dos meses una escayola, al quitártela están los músculos delgados, sin fuerza. Entonces sientes más cansancio haciendo cosas cada vez más sencillas, como hacer la cama, ponerte el abrigo … cualquier movimiento“ repetitivo” por leve que sea te deja agotado.
En la fase más dura del proceso, los síntomas eran: dolor en determinados puntos del cuello, espalda, codos, piernas.. siempre los mismos. Un dolor intenso por todo el cuerpo, punzadas constantes, alteraciones digestivas, síntomas de depresión, cansancio cada vez más intenso, rigidez matinal que me hacía invertir una media hora para poder levantarme por las mañanas, estirando,“ calentando motores”.
Mis músculos perdían fuerza se volvían débiles y estaban cansados de forma permanente. De forma muy acusada en los brazos y en los gemelos. Caminar era agotador, y tender la ropa ….¡ todo un reto! Al forzar los músculos para intentar hacer mis tareas normales,