ESCUELA DE DESCODIFICACIÓN BIOLÓGICA ORIGINAL 2015 2017 Vol.4 | Page 32

apoyándose en un marco teórico y activando los recursos a su alcance. El Quien del terapeuta es esencial en el desarrollo de la praxis, su eficacia y efectividad deben sincronizarse, especialmente en el caso de atender a una persona que vislumbra el final de su viaje. En ese trance el tiempo no acostumbra a jugar a favor ni para la persona que consume su último trayecto ni para nadie, el tiempo se dilata y se contrae, se hace eterno en un instante e insuficiente aunque transcurran horas, días o meses.

La muerte y el duelo son procesos naturales. En el duelo, así como en el declive hacia la muerte, es la totalidad de la persona que se ve afectada tanto a nivel físico, emocional, relacional y espiritual. Las necesidades de las personas que viven estas experiencias no siempre encuentran el contexto personal, familiar o social en que poder satisfacerse. Estas necesidades deben ser evaluadas y posteriormente valorada la idoneidad de medios disponibles para darles respuesta. En función de esto podremos identificar fases que describen el proceso o , siguiendo a uno de los autores más influyentes en el abordaje del duelo, W. Worden trabajar las tareas del duelo que harán que éste avance. A partir de la identifcación de fases y tareas podremos tener una primera impresión y situarnos ante un caso en que inicialmente optaremos por asesoramiento sobre un proceso de pérdida (CCPP) o duelo (muerte) sano, o bien será necesario plantear una terapia para intervenir en el proceso ante la presencia de factores de riesgo que puedan desencadenar por ejemplo un Trastorno Adaptativo o un proceso de duelo complicado.

Nadie, supongo, se sorprenderá ante la idea de que todos moriremos. Pero tal vez si sorprenda la consciencia de que un día yo moriré, y de que mi percepción de control sobre la vida inducida por un plan predeterminado artificialmente con fecha de caducidad abierta no es firme, es una ilusión. Si la reacción ante la sorpresa de lo conocido se da en un marco de formación nos daremos la oportunidad de desarrollar nuestra potencialidad y capacidad de trasformación y ayuda. Pero si nos sorprende delante de un paciente o familiar al que supuestamente vamos a brindar nuestro apoyo y saber hacer, entonces cabe la posibilidad nada desdeñable que incurramos en una mala praxis, con gradiente ascendente si no tomamos consciencia de aquello que ha interferido en la relación de ayuda y lo trabajamos en consecuencia.

Especialmente nuestros miedos pueden despertarse ante una identificación en 1ª o 3ª persona con la historia o el sujeto que la explica. En el campo de las CCPP y el duelo, tal vez de forma más clara que en cualquier otro ámbito, se produce el encuentro de dos biografías que se van a afectar mutuamente: una la del profesional que desde su rol de ayuda pone al Servicio del otro su saber y experiencia, y la de la persona que espera ser ayudado y que se convierte en protagonista del espacio que ambos crean. La relación entre ambos es el medio a través del cual se experimentará esa ayuda. El profesional sanitario que trabaja en contacto con el sufrimiento que puede generar este tipo de situaciones y experiencias cuenta como primera herramienta, fundamental y necesaria, su propia persona. Si no cuida de su principal herramienta, su persona, la calidad, eficacia y eficiencia de su Trabajo estarán en riesgo.

Pere J. Clavero

Psicólogo General Sanitario y Máster en Psicologia Clínica de la Salud y Calidad de Vida. Formación en Psicoterapia Integrativa. Especialista en el acompañamiento y apoyo psicoterapéutico a familias y personas en procesos oncológicos, al final de la vida y duelo.

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