En un lejano país, había una muchacha muy hermosa que
se llamaba Cenicienta. Tenía una madrastra que tenía dos
hijas. Las tres eran personas muy malas. Cenicienta tenía
que hacer la limpieza todo el tiempo a causa de su maldad.
¡Era la sirvienta en su propia casa !
Un día, el rey de ese país anunció un gran baile en su
castillo al que invitó a todas las chicas jóvenes. ¡A Cenicienta
le habría gustado mucho ir! Pero la pobre tenía que quedar
en casa para trabajar de nuevo. Además, no tenía nada
que ponerse. De repente, su Hada Madrina apareció y la
convenció que debía ir. Había únicamente una condición: la
de que regresara a las doce en punto a su casa.
Cenicienta aceptó y el Hada la transformó vistiendola con un vestido muy
elegante, su pelo estaba muy sofisticado. ¡ Estaba muy atractiva !
Entonces fue a la fiesta donde encontró all príncipe azul :
bailaron toda la noche y se enamoraron. Pero a las doce en
punto, la Cenicienta tuvo que volver a su casa antes de que el
hechizo se rompiera. Cuando corría, perdió una zapatilla de
cristal que el príncipe azul recogió
Para encontrar de nuevo a la mujer de su vida, él decidió
casarse con la muchacha a la que cupiera la zapatilla. La
madrastra que se había enterado de que esta mujer era
Cenicienta la encerró en su habitación para que sus hijas se
casaran con el príncipe. Pero gracias a sus amigos animales,
consiguió escapar. La zapatilla que tenía el príncipe se rompió
pero la Cenicienta mostró que ella tenía la otra. Se casaron y fueron felices y
comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron.
Emma C.