EQUINODERMO INSIDIOSO :Mayo 2013 | Page 18

Javier González (Saviolín, el vendedor de cerillas)

Fue dado a luz en una familia adinerada de clase terrateniente; su primera experiencia laboral sería, por tanto, la recolección mandarinera en el negocio familiar. Sin embargo, un trágico y turbulento accidente (del que solo se conoce la implicación de un perro hambriento y una crema para hemorroides con sabor a churrasco) lo postergo a una paraplejia, que lo embebe por completo en la producción literaria, gestandose algunas de las obras más emblemáticas de los últimos años (“La relación oculta entre la dinastía Ming y Yao Ming” o “Demi Lovato vs. Selena Gómez: duelo de titanas”). Lo acredita su particular retórica, que el mismo define como «enemiga de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva». También se descubre como un gran amante de los mamíferos lagomorfos.

Francisco Cuadros (Fígaro, el cazador de mandarinas)

Francisco Cuadros durante la Revolución Mexicana.

Huérfano y sin manutención, debió encontrar sustento a través de la venta cerillera clandestina y del freestyle de fútbol callejero en Plaza Birrambla, donde Roberto Zedinho lo fichó como jugador de los Brancos. Es archiconocido por sus anuncios para la compañia NIKE por sus anuncio de Joga Bonito. Más tarde, desorientado por su exacerbada riqueza, se lo jugó todo a las chapas en la entrada del casino de Torrenueva. Otra vez atenazado por la indigencia, se encontraba más turbado que nunca (“ las vicisitudes de nuestra existencia son inexpugnables ,el sinuoso sendero de la vida es como las hamburguesas de humor amarillo, nunca sabes si caminas sobre seguro o vas a acabar revolcándote en el fango”). La contratación por parte de nuestro proyecto (donde puede aportarnos su afilado instinto picaresco) supone su salida de ese mundo errante.

Javi cuando estuvo visitando a Napoleón, buen general y mejor persona.