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er padres no significa perfección, ser buenos padres significa
poder amar a nuestros hijos de forma incondicional especialmente cuando ellos actúan como “monstruitos”. Primeramente es
esencial recordar que la ira, la decepción, la frustración y la tristeza
son parte del ser humano, y que no somos seres “súper humanos”
a lo “Superwoman o Superman”, aunque así lo quisiéramos, especialmente
esos días cuando nuestros hijos nos dan “agua para beber”. Somos padres
en desarrollo y vamos a cometer errores; es importante entender que la perfección no existe pero, una meta importante es aspirar a ser buenos padres.
Lo podemos lograr educándonos, aprendiendo de nuestros errores y manteniéndonos estables de forma holística; -es decir, entender el todo y cada
una de las partes- para así poder tomar decisiones adecuadas basadas en las
necesidades individuales de nuestros hijos, es importante destacar que así
como cada dedo de la mano es diferente, también lo son nuestros hijos.
músculos de amor incondicional.
En lugar de descargar nuestra ira hacia esa personita, de la cual estamos encargados de su cuidado y orientación, es más sabio auto-educarnos y poner
en práctica técnicas efectivas para, de esta forma, no solamente mantener
control de la situación, como también educar a nuestros hijos en cómo
procesar su comportamiento inadecuado de forma constructiva.
Nuestros hijos son muy sabios y desde muy temprana edad aprenden cuales
son los “botones a tocar” para causar ciertas reacciones en nosotros; ya que
ellos, desde el momento que nacen nos observan y analizan, de tal forma
que desarrollan comportamientos buenos y malos basados en nuestros
ejemplos…o sea son esponjas. Nosotros somos los adultos, así que nos toca
ser los disciplinados y este comportamiento esencial -para darle buenos
ejemplos a nuestros hijos- se adquiere aprendiendo la autodisciplina para
así tomar control de diversas situaciones, especialmente cuando nuestros
amados hijos se convierten en “monstruitos”. Desde temprana edad,
tenemos que establecer reglas y límites para nuestros hijos. Recuerda que tu
hijo/hija es un ser inmaduro y que, naturalmente, tiene mucho que aprender y cometerá errores. Tal como nosotros nos encontramos en una facetas
de la vida, ellos están evolucionando después de salir del capullo y están en
la etapa de metamorfosis. Cometer errores es parte del crecimiento y, una
parte esencial de ser un buen padre o madre es guiarlos y aconsejarlos; esto
requiere estar atentos a sus comportamientos, no ignorarlos ni reírles las
“gracias” de mal gusto. La mejor forma de manejar esos “comportamientos
dificultosos” es poner en práctica la fórmula RRP: Redirigir, Reparación y Planificación para así evitar que el error se repita, y ojo; esto significa entrega
total, ser consistentes y adaptar la disciplina al entorno.
¿Pero no es saludable expresar nuestra ira? Arrasar o dirigir nuestro enojo
hacia otra persona, nunca es saludable; solamente refuerza nuestra furia. Lo
saludable es reconocer nuestros sentimientos (enojo, furia, ira, etc.) Y, ser
lo suficientemente sabio como para hacer una pausa y estudiar lo que está
a la superficie de nuestra ira –ya sea dolor, miedo, tristeza, decepción, etc.,
Una vez que te sientas calmada o calmado y en control, estarás en mejor
condición mental para interve