Envidia Magazine Agosto 2025 | Page 35

Silvia retoma el ADN de la casa con humor y elegancia. Abrigos estructurados que se llevan como vestidos, cinturas ceñidas con cintillos dorados, y técnicas como el intarsia o el panal aplicadas a tejidos suaves que imitan pieles nobles— pero sin serlo—, dan vida a una colección donde lo clásico se convierte en un gesto audaz. Las faldas en satén, el cuero de anguila trabajado en patchworks, las chaquetas con mangas redondeadas y los vestidos con dobladillos rizados tipo lechuga son algunos de los guiños que Silvia utiliza para recordarnos que la moda también puede tener alma.
Los colores son un homenaje al atardecer romano: laurel, bosque, grafito y petróleo abren paso a la canela, el chicle, el escarlata y el rosa empolvado. Cada tono parece extraído de una memoria visual de la ciudad, de sus luces, sus sombras y sus rincones eternos. La colección avanza como una película nostálgica, pero llena de modernidad, donde cada personaje— cada prenda— tiene un papel que cumplir.
En cuanto a los accesorios, la colección rinde tributo a algunos de los emblemas más reconocibles de la casa, como el Baguette, el Peekaboo y el Spy Bag, este último reimaginado con asas retorcidas en borrego color sorbete. El nuevo FENDI Giano sorprende con su diseño lunar, transformable entre clutch y bolso de hombro, mientras que el FENDI Lui se perfila como el nuevo bolso de viaje masculino por excelencia. En todos los casos, el trabajo de texturas y color es un ejemplo de la maestría artesanal que define a la maison.
Lo que Silvia Venturini Fendi ha logrado no es solo una celebración visual del centenario, sino un acto profundamente personal. Un homenaje al oficio, a su ciudad, a su familia y al legado que continúa creciendo con cada generación. En sus propias palabras:“ FENDI me recuerda al futuro”. Y ese futuro, vestido con historia y humor, luce más elegante que nunca.
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