Una vez que el jamón este abierto, debe consumirse lo más pronto posible. De no ser así, se debe guardar en la nevera el cual proporcionará el método de conservación del alimento (Refrigeración), produciendo que bajas temperaturas guarden la grasa que lo salvaguarda y sirva como protección. Además de ello, debe retirarse el jamón y guardarse en papel de parafina o aluminio, permitiendo una conservación equilibrada del producto.