42
mercado latino | ENERO 2019
El japonés Mitsuru
Kojima en el
interior de la
antigua iglesia de
Gorin, en la isla
de Hisaka. EFE/
MARÍA ROLDÁN
nantes daban por supuesto que
no quedaban cristianos en el país,
pero la erupción de la revuelta
demostró lo contrario.
El "shogunato" la reprimió dura-
mente y exhibió la cabeza decapita-
da de su impulsor, Shiro Amakusa, a
modo de advertencia. Los restos del
castillo Hara, el escenario princi-
pal del enfrentamiento,
forman ya parte del
patrimonio mundial.
Estatua de la
Virgen María
retratada como
Kannon, la
representación
budista de la
misericordia,
expuesta en el
Museo de la
iglesia Oura de
Nagasaki (Japón).
EFE/MARÍA
ROLDÁN
Tras el asesinato del último
misionero en 1644 se creyó que
los cristianos habían desaparecido,
pero en la región de Nagasaki y
sus alrededores, como Kumamo-
to, continuaron practicando su fe
en secreto, haciendo parecer que
no tenían nada que ver con ellos,
y escondiendo sus imágenes de
devoción.
La comunidad cristiana ni-
pona creó estatuas de la Virgen
María retratada como Kannon,
la representación budista de la
misericordia, y escondieron cruces
talladas en la parte trasera de
faroles de santuarios estructural-
mente sintoístas, como el de Tsuji,
en el que se veneraba en secreto
una estatua que representa al
misionero San Ignacio de Loyola
(Inassho-sama), hoy custodiada en
un museo local.