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R INCO NE S CO N H ISTO R IA
Txema Arinas
vuelve a su
‘Tabórniga’ en la
novela ‘Los tres
nudos’
Juantxu Martínez
Si García Márquez tiene su Macon-
do y Bernardo Atxaga su Obaba, está
claro que el escritor vitoriano con
ascendencia en Labastida, Txema
Arinas, tiene su particular Tabórni-
ga. Se trata de un pueblo imaginario
que depende de la novela se pare-
ce en algo a Labastida, Salinillas de
Buradón y a otras localidades. En la
novela Los tres nudos, Tabórniga es
el pueblo de origen familiar de los
protagonistas. En esta novela, es-
crita hace diez años, pero publicada
la primavera pasada, Txema Arinas
hace guiños a Labastida con el arco
de Larrabelza, de nombre opuesto al
que en realidad existe allí, Larrazu-
ria. También aparece un Barrio del
Olmo y la utilización en la trama de
un hecho real ocurrido en diciem-
bre de 1933, como fue el alzamiento
anarquista.
Sin citar el nombre de la ciudad
se habla de “lo viejo”, en clara refe-
rencia al casco antiguo gasteiztarra,
y de tierras asturianas, donde el au-
tor vive hace unos años. Nos expli-
có en una entrevista en Radio Rioja
Alavesa que “la utilización como re-
curso de lugares conocidos te facilita
la historia a contar”.
Ya hemos comentado que la no-
vela está escrita hace una década,
“casi fue una sorpresa cuando me lla-
maron para publicarla”, nos dijo. La
imprenta la ha puesto Editables.es, se
trata de una editorial que publica de
forma seleccionada y con trabajo pre-
vio, “puedo decir que es mi primera
novela editada, o sea corregida y pu-
lida con la propia editora”, destacó en
nuestra emisora Txema Arinas.
En la presentación en la librería
Zuloa de Vitoria el autor estuvo acom-
pañado del bertsolari y escritor local,
Rubén Sánchez. En esa cita pública
Txema Arinas comentó como un tra-
bajo suyo en tiempos universitarios
realizado sobre la familia de judíos
conversos Sánchez Bilbao, dueños de
la Casa del Cordón, situada en la calle
Cuchillería de Gasteiz, le sirvió de base
sobre costumbres y palabras utiliza-
das en el texto. A la supuesta familia
de conversos de los protagonistas de la
novela les pone el apellido Sánchez de
Oñate. En este caso el guiño es hacía
los Oñate que fueron señores, entre
otras villas, de Salinillas de Buradón.
El libro sorprende en su formato,
a la hora el reparto de los episodios
y sobre todo en la utilización de una
fórmula de introducción en cada pá-
rrafo “mi personaje”. Esa idea se le
ocurrió tras leer Armonía Celestial del
húngaro Peter Esternázy, quien uti-
lizó “mi querido padre, mi querido
abuelo”, como muletilla en el desa-
rollo de la influencia de su familia en
la Historia de Hungría.
El título de Los tres nudos hace re-
ferencia a los tres votos franciscanos,
“obediencia, desapropio y castidad”.
Esos nudos que aparecen en el palacio
de la Casa del Cordón, “desde luego
tres votos que mis personajes no cum-
plen. Como dudo que los cumplieran
aquellos que los pusieron en su facha-
da”, señalaba el escritor.
A lo largo del escrito aparecen re-
flexiones en la mente de los protago-
nista que rozan el ensayo, además de
estar preñado de un humor irónico.
Hablando de protagonistas le pregun-
tamos por Maider, la inspectora de
la policía autonómica destinada en la
comisaría de Laguardia y que apare-
ce en sus novelas negras Muerte entre
las Viñas y En el País de los Listos. Sobre
ella tiene otra novela escrita que “de
momento está en el cajón. Espero que
para una futura publicación”, remató
Txema Arinas.