vendía tabaco de contrabando y Benjamin se lo
compraba. Otras fuentes (sin duda más románticas)
aseguran que Pollock se sentía atraído por los teatros
con la misma fascinación que por Eliza, una de las
hijas del señor Redington. Lo cierto es que cuando
Redington murió en 1876, Benjamin Pollock se casó
con Eliza Redington y ambos se hicieron cargo del
negocio durante sesenta años. Pollock, que aún era
menos creativo que su suegro y se dedicaba a
reproducir lo que otros habían creado, compensó
con creces su defecto dirigiendo todos sus esfuerzos
a la productividad. Gracias exclusivamente a su
producción, se mantuvo viva y creciente la industria
de los Toy Theatres en Inglaterra.
El escritor Robert Louis Stevenson escribió un
artículo en 1884 titulado A Pen