Y el hombre enfermo a quien Jesús había echado fuera el demonio, se puso de
pie, pues la fuerza de la vida le había vuelto. Respiró profundamente y su vista
se hizo clara, pues todo su dolor le había dejado. Y se postró en el suelo donde
Jesús había estado previamente. Y besó la huella de los pies de Jesús y lloró.
CAPITULO XXI.
Estaban cerca del lecho de un arroyo y muchos enfermos ayunaron y oraron con
los ángeles de Dios por siete días y siete noches.
Y grande fue su recompensa, porque ellos siguieron las palabras de Jesús. Y
después del ayuno del séptimo día, todos sus males les fueron quitados. Y
cuando el sol se levantaba en el horizonte, vieron a Jesús viniendo de las
montañas hacia ellos, con el brillo del sol saliente alrededor de su cabeza.
"La Paz sea con vos". Y no dijeron palabra, solo se postraron ante El y besaban
el borde de sus vestiduras, en señal de gratitud por haberles sanado de sus
enfermedades.
No me deis las gracias a mi, sino a vuestra Madre Tierra, quien envió a sus
ángeles para que os sanaran. Idos y no erréis mas, para que no probéis mas la
enfermedad. Y que los ángeles que sanan sean vuestros ángeles de guarda.
Empero ellos le contestaron: A dónde iremos Maestro, pues con Vos están las
palabras de Vida Eterna. Dinos ¿Cuáles son los errores de los que debemos
huir para que no veamos mas la enfermedad?
Y Jesús contestó: Que sea según vuestra Fe. Y se sentó en medio de ellos
diciendo:
CAPITULO XXII.
Les fue dicho en la antigüedad: Honra a tu Padre Celestial y a tu Madre Tierra y
obedece sus preceptos, para que tus días se alarguen sobre la tierra.
Y después fue dado este mandamiento: "No matarás". Pues la vida es dada a
todos por Dios y lo que Dios ha dado, que nadie lo quite. En verdad os digo, de
una Madre procede todo lo que existe sobre la Tierra. Por lo tanto el que mata,
mata a su hermano. Y de él, la Madre Tierra se despedirá y arrancará de él sus
vivificadores senos. Y será abandonado de sus ángeles y Satanás encontrará
morada en su cuerpo. Y la carne de los animales sacrificados, llegará a ser su
propia tumba en su cuerpo.
30