ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 30

Y el hombre enfermo a quien Jesús había echado fuera el demonio, se puso de pie, pues la fuerza de la vida le había vuelto. Respiró profundamente y su vista se hizo clara, pues todo su dolor le había dejado. Y se postró en el suelo donde Jesús había estado previamente. Y besó la huella de los pies de Jesús y lloró. CAPITULO XXI. Estaban cerca del lecho de un arroyo y muchos enfermos ayunaron y oraron con los ángeles de Dios por siete días y siete noches. Y grande fue su recompensa, porque ellos siguieron las palabras de Jesús. Y después del ayuno del séptimo día, todos sus males les fueron quitados. Y cuando el sol se levantaba en el horizonte, vieron a Jesús viniendo de las montañas hacia ellos, con el brillo del sol saliente alrededor de su cabeza. "La Paz sea con vos". Y no dijeron palabra, solo se postraron ante El y besaban el borde de sus vestiduras, en señal de gratitud por haberles sanado de sus enfermedades. No me deis las gracias a mi, sino a vuestra Madre Tierra, quien envió a sus ángeles para que os sanaran. Idos y no erréis mas, para que no probéis mas la enfermedad. Y que los ángeles que sanan sean vuestros ángeles de guarda. Empero ellos le contestaron: A dónde iremos Maestro, pues con Vos están las palabras de Vida Eterna. Dinos ¿Cuáles son los errores de los que debemos huir para que no veamos mas la enfermedad? Y Jesús contestó: Que sea según vuestra Fe. Y se sentó en medio de ellos diciendo: CAPITULO XXII. Les fue dicho en la antigüedad: Honra a tu Padre Celestial y a tu Madre Tierra y obedece sus preceptos, para que tus días se alarguen sobre la tierra. Y después fue dado este mandamiento: "No matarás". Pues la vida es dada a todos por Dios y lo que Dios ha dado, que nadie lo quite. En verdad os digo, de una Madre procede todo lo que existe sobre la Tierra. Por lo tanto el que mata, mata a su hermano. Y de él, la Madre Tierra se despedirá y arrancará de él sus vivificadores senos. Y será abandonado de sus ángeles y Satanás encontrará morada en su cuerpo. Y la carne de los animales sacrificados, llegará a ser su propia tumba en su cuerpo. 30