puedes enderezar mis miembros torcidos y arrojar de mi cuerpo a Satanás.
Pues ¿es qué no obedecen los ángeles de Dios al mensajero de Dios? Ven,
Maestro y arroja a Satanás de mi, pues rabia iracundo de mi y terrible es su
tormento.
Y Jesús le contestó: Por eso os atormenta tanto Satán, porque habéis ayunado
muchos días y no le habéis pagado su tributo. No le alimentáis con todas las
abominaciones, las cuales acá manchan el templo de vuestro cuerpo. Vosotros
atormentáis a Satán con hambre y así en su ira él os atormenta también.
No temáis, pues os digo, que Satanás será aniquilado antes de que vuestro
cuerpo sea destruido. Porque mientras vos ayunáis y oráis, los ángeles de Dios
protegen vuestro cuerpo, para que Satán no os destruya. Y la ira de Satán es
impotente contra los Angeles de Dios.
Entonces vinieron a Jesús y con fuertes gritos le rogaban, diciéndole: Maestro,
ten compasión de él, porque sufre mas que todos nosotros. Y si no arrojas
inmediatamente el demonio que lo posee, tememos que no viva hasta mañana.
Y Jesús le contestó: Grande es vuestra fe, por lo tanto sea hecho según ella. Y
vosotros veréis, cara a cara, el espantoso rostro de Satán y el poder del Hijo del
Hombre. Porque arrojaré de vosotros al poderosos Satán, por la fuerza del
inocente cordero de Dios, la criatura mas débil del Señor.
Porque el Santo Espíritu de Dios da mas poder al débil que al mas fuerte. Y
Jesús ordeñó una borrega que se estaba alimentando entre las yerbas. Y vació
la leche sobre la arena calentada por el sol, diciendo:
He aquí, que el poder del Angel del Agua ha entrado en esta leche. Y ahora el
poder del ángel del Sol penetrará en ella también. Y la leche llegó a calentarse
con la fuerza del sol. Y ahora, los ángeles del Agua y del Sol se unirán con el
Angel del Aire. Y he aquí, que el vapor de la leche caliente principió a levantarse
lentamente al aire.
Venid y respirad por vuestra boca la fuerza de los ángeles del Agua, del Sol, y
del Aire, para que puedan penetrar en vuestros cuerpos y arrojar a Satanás de
vos. Y el hombre enfermo a quien Satanás atormentaba aspiró profundamente el
vapor blanquecino que se levantaba.
Luego, Satanás dejará vuestro cuerpo, pues está hambriento desde hace tres
días y ya no encuentra que comer en el interior de vuestro cuerpo. Saldrá de vos
para satisfacer su hambre con el vapor de la leche caliente, porque él tiene
deseos de este alimento. El sentirá el olor y será incapaz de resistir el hambre
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