esta firme orientación, lo que él construya "ascenderá al centro de la vida" y no
"descenderá al centro de la conciencia o a lo que tiene apariencia de luz".
Aquí reside la dificultad para el principiante. Debe trabajar, por así decir, en la
oscuridad, y no está en situación de verificar la existencia de lo que trata de
construir. Su cerebro físico es incapaz de registrar su creación como un hecho
consumado. Tiene que depender totalmente de la técnica probada en el trabajo
delineado y actuar con fe. La única evidencia del éxito puede llegar con lentitud,
pues está involucrada la sensibilidad del cerebro y frecuentemente, cuando hay
un éxito muy real, las células del cerebro no tienen el calibre suficiente para
registrarlo. La posible evidencia de esta etapa puede ser un destello de la
intuición espiritual o la repentina comprensión de la voluntad al bien, en forma
dinámica y grupal.
Uno de los pasos en el Proceso de Construcción, y el inicial, es la "Intención".
Tal como Lo hizo el Logos cuando concentró la sustancia dentro de su "circulo
no se pasa" para Su propósito de manifestación. Esto debe hacerlo también el
discípulo, reuniendo fuerzas en el punto más elevado de su conciencia mental,
manteniéndolas allí en un estado de tensión absoluta. Pueden ver el propósito
subyacente en algunos de los procesos y técnicas de meditación, tal como está
representado en las palabras, muy a menudo empleadas en los delineamientos
de meditación: "elevar la conciencia al centro de la cabeza", "mantener la
conciencia en el punto más elevado posible", "esforzarse por mantener la mente
firme en la luz" y muchas otras expresiones similares. Todas conciernen a la
tarea de llevar al discípulo a la etapa en que pueda lograr el punto deseado de
tensión y enfoque de energía. Esto le permitirá iniciar conscientemente la tarea
de construcción del antakarana. Tal es el pensamiento que en realidad subyace,
sin que se lo reconozca, en la palabra "intención", tan a menudo empleada por
los Católicos Romanos y Anglo Católicos cuando preparan aspirantes para la
comunión. Sin embargo, ellos señalan una dirección diferente, porque su
orientación no se dirige hacia la mónada o espíritu, sino hacia el alma, en un
esfuerzo para que la personalidad adquiera un mejor carácter y se intensifique el
acercamiento místico.
Cuando se trata de la "intención" del discípulo que está conscientemente
construyendo el arco iris, los primeros pasos necesarios son: … (consultar en
"Los Rayos y las Iniciaciones" de Alice A. Bailey y el Tibetano D.K. Lo anterior
se encuentra entre las páginas 373 y 403).
La imaginación creadora debe acelerar su naturaleza vibratoria para poder
afectar la "reserva de energía" o la sustancia-energía acopiada para la
construcción del puente. La actividad creadora de la imaginación es la primera
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