Primer Cello
Surgió en la primera mitad del siglo XVI como el bajo de la familia de las violas da braccio. Uno de los primeros instrumentos que han sobrevivido data de 1572 y fue creado por Andrea Amati.
Antonio Stradivarius consiguió las mejores proporciones y tamaño, en torno a los 75 cm, a partir de 1710. Con todo, y en la primera mitad del siglo XVIII hubo experimentaciones en instrumentos de poca duración, como el violonchelo piccollo utilizado por Bach en sus cantatas de Leipzig o el violonchelo de cinco cuerdas utilizado por el mismo compositor en la Suite para chelo nº 5. Inicialmente se tocaba de pie, sosteniéndose el arco con la palma de la mano hacia arriba. En el trancurso del XVIII las fuentes iconográficas nos van mostrando que el arco se comienza a agarrar con la palma hacia abajo, como correspondía a un tratamiento crecientemente virtuoso, aunque aún a un cuarto de su longitud. A lo largo de mediados y segunda mitad del XVIII la mano va agarrando el arco más hacia su extremo, y se impone su ejecución sedente, con el instrumento entre las piernas.
Cambios Estructurales
Puesto que el violoncello eléctrico no posee caja de resonancia, o emplea una de dimensiones mínimas, es mucho menos proclive que el violoncello a problemas de acople en la amplificación. Para permitir el uso del arco, tanto el diapasón como el puente del instrumento deben ser curvados.
Dependiendo del modelo, la imitación del sonido del violncello acústico puede ser más o menos lograda. Dado que el sonido en el violoncello eléctrico viene generado en las pastillas es normalmente mucho más brillante que el del contrabajo acústico. Del mismo modo, la cualidad de las maderas empleadas en la construcción de los violoncellos electricos tienen una influencia decisivamente menor en su sonido final, respecto al contrabajo, donde el tipo y la calidad de las maderas determinan casi unívocamente el sonido del instrumento.
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