El Uru Revista nº 41 para mail | Page 8

dación de la escuela N° 51 ubicada en Julio Cesar y Rivera, a la que concurrieran Zitarro- sa y Mateo, por ejemplo, data del año 1892. Un decreto de la Junta Departamen- tal de Montevideo, del 3 de noviembre de 2011, reconoce convencionalmente como año de nacimiento oficial de La Mondiola el de 1911, y autorizó que se erigiese un monolito conmemora- tivo del primer centenario del barrio. La obra del escultor Giorgio Carleva- ro, que rinde homenaje a sus primeros pobladores, se erigió en el cruce de las calles Julio Cesar, 26 de Marzo y Juan Benito Blanco. El desarrollo urbano de La Mondiola se produce al compás de la extensión pro- gresiva de Montevideo hacia el este, por la elección de las clases medias y altas, que eligen las zonas de la costa en sustitución del Prado, como lugares vacacionales prime- ro y luego para residencia permanente. La construcción de la Rambla de Montevideo y la canalización subterránea del arroyo de los Pocitos fueron limando las diferencias entre La Mondiola y Pocitos, unificando las carac- terísticas urbanísticas entre ambos barrios. La asimilación de La Mondiola por Pocitos tiene una de sus expresiones más claras en la promoción de viviendas y terrenos ubica- dos en La Mondiola; como situados en “Po- citos Nuevo”. Socialmente, “La Mondiola” es hoy un barrio de clases media, con tenden- cia a que se radiquen habitantes de clase media-alta. Desde principios del siglo veintiuno, gru- pos de vecinos reivindican la identidad his- tórica de la barriada, aglutinados inicialmen- te bajo el nombre de “Vivir La Mondiola”. El gentilicio de los moradores del barrio es Pag 8 mondiolense, aunque antiguamente sus ve- cinos de Pocitos les decían, un tanto despec- tivamente, ranas, aludiendo a que el barrio nació a partir del arroyo, en el que abunda- ban dichos batracios. De ahí que la letra del tango Garufa tiene una doble lectura, referi- da a la vez al significado de rana en lunfardo (sagaz, avispado) y al mote popular para los mondiolenses. La popularidad que adquirió el tan- go Garufa desde su estreno en el año 1928, ha sido de gran importancia para la supervivencia de L a Mondiola frente a la amenaza de asimilación por el ba- rrio vecino. Dicha fusión resultaba muy conveniente a los intereses inmobilia- rios que la promovieron y siguen ha- ciéndolo. La obra, con música de Juan Antonio Collazo y letra de Roberto Fon- taina y Víctor Soliño, ha sido clave para mantener la identidad del barrio. Los autores de Garufa formaban parte de la Troupe Ateniense, formación musical de origen estudiantil nacida fuera de La Mon- diola, pero que poseía un conocido rancho en los arenales de esta barriada, donde se reunían para componer y ensayar sus temas, además de disfrutar de la playa. La Troupe Ateniense debe su nombre a que estaba vin- culada con el club de básquet Atenas. El tango describe humorísticamente la vida de un mondiolense, que com- bina el trabajo con el disfrute del fin de semana, de acuerdo con su apreta- do presupuesto. La calle San José, en el centro de Montevideo, era zona non sancta y con varias casas de baile y otros piringun- dines. Por cumplirse este año el 90° aniver- sario de la creación del famoso tango, el Consejo Vecinal de Montevideo aprobó la creación de una Comisión Especial para programar una serie de activida- des que celebre esta efemérides del lla- mado “himno popular” de La Mondiola. El arroyo de los Pocitos, si bien no era muy caudaloso ni profundo, en algunos sitios, para cruzarlo era menester un puente, el más importante estaba en donde hoy existe la calle Benito Blanco entre Buxareo y Pago- la. Muy cerca de ahí se encontraba el famoso “Almacén La Rana”, lugar emblemático del barrio que como se acostumbraba por esa época, funcionaba como almacén y bar, por donde pasaba gran parte de la vida social del vecindario. En el despacho de bebidas eran muy solicitados la auténtica caña de la Habana y el buen vino carlón o el italiano. El lugar era centro de reunión y noticias y no faltaba quien curaba el empacho y tiraba el cuerito. El “Bar Independiente” ubicado en Rivera y Osorio tuvo mucha trascendencia y diaria- mente concurrían cientos de personas. Abría sus puertas a las 10 de la mañana y cerra- ba a las cuatro o cinco del otro día. Era un centro de quinielas y carreras clandestinas y contaba con cuatro mesas para jugar a la “conga” por plata. Se dice que no debe ha- ber nadie de La Mondiola y el Buceo que no parara allí. Un personaje muy querido y recordado por los viejos vecinos es Miguel Ángel Folabella, más conocido como el “Chilo”, que recorría las calles del barrio en bicicleta repartiendo diarios. Entre las décadas del 40 y mediados del 70, era común ver su figura todos los días con su reparto que tenía una particu- laridad, casi nunca se bajaba de su bici. El Chili plegaba los diarios de una manera tal que los convertía en verdaderos proyectiles, que los lanzaba con una precisión asombro- sa. La diaria vuelta ciclística del Chili partía y terminaba en 26 de marzo y Pagola, donde estaba el puesto de diarios y revistas más popular de La Mondiola. Numerosos personajes de las artes, la ciencia, el deporte y la política son mon- diolenses o han vivido en La Mondiola. Solo por mencionar algunos: Juana de Ibarbou- rou, Eduardo Galeano, Federico García Vigil, Panchito Nolé, Jorge Brovetto, Rubén Rada, Manolo Guardia, Maruja Santullo, Enrique Guarnero, Horacio Ferrer, Zelmar Michelini, Schubert Gambetta, Ernesto Vidal o Julio Sposito. “Vivir La Mondiola” es una organiza- ción de vecinos que pretende reivindi- car al barrio y no quiere que le sigan robando sus raíces, la cultura y las tra- diciones. En Uruguay estamos acostumbrados a ha- cer trizas nuestro pasado y nuestras tradicio- nes optando siempre por la “modernidad”. Es muy común que no se respeten edificios o lugares históricos, que son destruidos o dejados a la buena de Dios dejando que el paso del tiempo los destruya. Creemos que esta política debe revertirse y por eso acom- pañamos el interés de los integrantes del colectivo “Vivir La Mondiola” y pedimos a la Municipalidad de Montevideo, que escuche el clamor popular de los vecinos tradicio- nales y decretar oficialmente el nombre de La Mondiola, simplemente porque sería una forma de respetar las tradiciones y no barrer de un plumazo la historia. Aníbal Benítez, mayo 2018 Pag 9