El Uru Revista Nº 36 | Page 34

UN CUENTO BREVE GUSTO POR LOS LIBROS Quiero dar testimonio de alguien que fue ejemplo de amor hacia esos maravillosos fajos de papel, tinta y un poco de pegamento que son los libros. ¡Cómo olvidarla...! Ya desde pequeña se pasaba horas y horas en las estanterías de aquella biblioteca municipal a la que yo solía concurrir en mis ratos libres. Silenciosa, su presencia más que verse se intuía. Claro, por ese entonces su atención estaba centrada en una colección ilustrada de librillos antiguos de páginas amarillas y crujientes. Con el paso del tiempo empezó a interesarse por algunos ejemplares un poco más voluminosos, los que le llevaban bastante tiempo terminar; de todos modos, era una criaturita incansable: devoraba tomo tras tomo con el afán que sabiamente le inculcaron sus progenitores, sin hacer distinción entre Quevedo y Benedetti o Cervantes y María Elena Walsh. Ella era así...hasta que no acababa con un libro no había quien la hiciese desistir de su labor. ¿Cómo calcular las miles de páginas que recorrió, la infinidad de obras que degustó esta gourmet de la escritura? Creo no equivocarme al afirmar que los libros eran su fuerza interior, la razón sin la cual su existencia hubiese carecido de sentido. La llegada de una nueva bibliotecóloga determinó su final con la adquisición de un potente aerosol mata polillas. La vieja biblioteca ya no será lo mismo sin ella, no caben dudas. Manuel E. Rovira Pag 34