gobernador de Cuyo “electo por el pueblo”.
Cuando Buenos Aires lo declaró a Artigas
su enemigo, dispuso que su ejército se dirigiese contra el caudillo; el yapeyuano pasó
hacia Chile; por eso lo acusaron de “robarse
el Ejército”.
En 1817, hecho el cruce, Artigas hizo
que se celebrara en la Liga la victoria de
Chacabuco, que para él era “un triunfo de
la armas de la Patria contra el poder de los
tiranos”.
En 1819, San Martín volvió a desobedecer
al gobierno de Buenos Aires que le ordenaba marchar contra las montoneras de López,
Ramírez y Bustos. Decidió comunicarse con
Artigas el 14/3/819: “Paisano mío, hagamos
un esfuerzo (…) y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que
quieran atacar nuestra libertad” . Con estas
palabras, el victorioso en Maipú le imploró a
Artigas para que depusieran sus diferencias
“con tal que estuviésemos unidos”.
Jesualdo subraya lo que San Martín escribió a Artigas: “siendo todos de iguales
opiniones en sus principios, es decir, a la
emancipación e independencia absoluta de
España…debemos cortar toda diferencia”.
San Martín termina: “Cada gota de sangre
americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. (…) Unámonos
contra los maturrangos bajo las bases que
Vd. crea y el gobierno de Buenos Aires más
conveniente y después que no tengamos
enemigos exteriores, sigamos la contienda
con las armas en la mano (…) mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas, como éstas no sean en contra de los
españoles y su dependencia”.
Artigas no llega a recibir esta carta que
es interceptada por Belgrano, pero la actitud de San Martín acalora el genio de
Pueyrredón, relata Jesualdo.
Los dos americanos morirán en 1850. Un
siglo y dos décadas más tarde, la imagen
de Artigas estaba presente en los cuarteles
que ordenaban la tortura en el Uruguay durante la dictadura.
En paralelo, el terrorismo de estado en la
Argentina también idolatró al San Martín estratega militar, defensor del orden establecido y enemigo de lo político. ¡Pero político
fue su Reglamento de Comercio del Perú,
casi idéntico al Reglamento Provisorio
de Aranceles Aduaneros para las Provincias Confederadas de la Banda Oriental
del Paraná!
Allí San Martín dispuso la duplicación de
los derechos de importación sobre los artículos que pudieran competir con los del país
y eliminó aduanas interiores.
Ya Artigas había regulado el comercio
exterior de la Liga mediante aranceles con
tarifas diferenciales que aspiraban a favorecer la introducción en todas las provincias
federales de los productos americanos frente a los extranjeros, y ordenaba la existencia
de “productos libres” de pagar derechos si
las mercaderías que pujaban por ingresar al
Sistema de los Pueblos Libres favorecían a
la educación o a la industria.
Así, el artiguismo eliminaba el pago de tasas interprovinciales, fijando la unión aduanera de las provincias y el ansiado fomento
de la exportación y de la producción federal
propiciando la defensa de las autonomías
de los puertos provinciales y la consiguiente
organización de un mercado común regional.
Docente, periodista e historiador, Eduardo Nocera
(Buenos Aires, 1973) es Profesor de Historia Argentina
en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM)
y Profesor de Historia Regional Argentina en la
Universidad Nacional de las Artes (UNA). Es miembro
del colectivo IIDEART, Instituto del Ideario Artiguista.
Pag 21