El Uru Revista Nº 35 | Page 13

EL CONFLICTO EN EL FRIGORÍFICO LISANDRO DE LA TORRE DE 1959 El gobierno de Frondisi decide vender el Frigorífico de Mataderos que estaba en manos del estado y la reacción de los obreros ante el peligro de despidos no se hizo esperar. Los nueve mil obreros ocuparon el establecimiento, para evitar la venta. El 15 de enero empezó la toma. Al poco tiempo, en horas de la madrugada del 17 de enero, los obreros fueron sorprendidos con 1500 efectivos policiales, Gendarmería y el Ejército, con el apoyo de cuatro tanques de guerra, uno de ellos destruyó las puertas del frigorífico. La respuesta de los obreros fue inmortalizada en una milonga escrita por Fernando “Pino” Solanas y que cantara Don Alfredo Zitarrosa. La milonga habla de cuando los obreros abrieron los corrales para dejar escapar los animales ante la arremetida de los soldados. MILONGA DEL TARTAMUDO Milonga del tartamudo que siempre dijo que no, yo soy pobre y no me vendo, y nadie me atropelló. Por cierto que era su orgullo ser de abajo y no ceder, cuando todos los de arriba lo quisieron corromper. En el mercado del hombre, si no es bueno el rendimiento, se empieza con los despidos y acaba en el vaciamiento. Echegoyen echó fama en la gran ocupación, cuando un juez y un coronel le exigieron rendición. Dele… dele… dele… delegado no… no se deje chi... chicanear, si la gente está a su lado tiene todo por ganar. En medio de su discurso, el tarta tartamudeó, y entre risas y cargadas, la gente le canturreó: mi… mi… mi... milonga ta… ta… tartamudeada, milonga para olvidar, cuando calla el tartamudo, seguro que va a pelear. Milonga del delegado que andaba por Mataderos, entre playas y corrales, sirviendo a los compañeros. El gremio lo acompañó de Liniers a Puerto Piojo, vecinos, pibes y viejos enfrentando el desalojo. En el negocio de carnes primera es la del novillo, la del hombre vale apenas pa’l rebenque o el cuchillo. Mi… mi… mi… milonga del tartamudo que siempre dijo que no, sigo pobre y no me vendo, ¡la puta que los parió! Las vacas que se escaparon de los palos y los dueños, aún andan por las barriadas, vagando como en un sueño. Pag 13