Los retornados se juntan a compartir vivencias y expectativas en Montevideo
Una sociedad fragmentada. A las dificultades de inserción en la estructura social
se agrega otro problema: la mirada del otro.
La fuerte emigración de principios de siglo, ya había dado lugar a una fragmentación en el imaginario de los uruguayos
que se auto adscribieron a la etiqueta de
“uruguayos de adentro” y “uruguayos de
afuera”. Esto se podía ver en los foros virtuales, como Rodelú u otros.
Ahora, el retorno de uruguayos produce
un nuevo desdoblamiento sobre la base
de una “ciudadanía autóctona”. El uruguayo que nunca emigró, “el que se quedó”, toma distancia del “retornado”.
El que vuelve es un nativo de Uruguay, sí,
pero con una experiencia migratoria que lo
convierte en un “otro” que así lo siente, pero
que también se lo hacen sentir en forma muy
fuerte. No es de aquí ni de allá. Casi es un
inmigrante. De hecho su familia es, muchas
veces, inmigrante.
Parece posible instrumentar una nueva
categoría a la luz de ese imaginario uruguayo, la que podríamos definir como
“inmigrante nativo”, teniendo en cuenta,
además, que muchas veces transita similares itinerarios institucionales (él o
su familia) y dificultades que enfrenta un
extranjero que busca residir en el país,
si bien la cercanía con ciertos “códigos
culturales” facilitan en ocasiones estos
farragosos periplos.
¿Avanzamos? Es difícil decirlo. Muchos
han sido los logros del punto de vista institucional y jurídico. No obstante, no todos han
logrado la reinserción social que se proponían y sobre la que se generaron expectativas. Hoy ya no se alienta el retorno, por
el contrario, desde el blog del Grupo de
Retornados se previenen algunas posibilidades y se aconseja una base económica mínima.
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