El Uru Revista Nº 31 | Page 6

PATRICIOS URUGUAYOS EN LAS ESFERAS DEL ARTE ENTRE PINCELES, FILOSOFÍA Y NOTAS MUSICALES Profesora Delia Etchegoimberry En Uruguay tenemos importantes analistas de nuestra identidad. Sin dudas influye el hecho de haber tenido que atajar tantas veces la calificación de “pequeño país”, dicho de muchas maneras. Pero esto no ha sido problema para quienes sintiendo y sabiendo el valor de nacer y crecer en un medio complejo como es la constitución de cualquier sociedad (sociedad que asume el legado y las condiciones espirituales y materiales de todo grupo humano) deciden expresarlo. Y esa expresión se condensa en los trabajos de literatos, historiadores, ensayistas y en grado especial en los artistas. Todos conocemos la importancia de Uruguay en su aporte literario que tiene el reconocimiento mundial. También conocemos la dedicación inclaudicable de nuestros historiadores rescatando en miles de documentos las certezas de nuestra historia. A veces heroica, otras reprobable, a veces maestra del futuro, a veces con olvido de los que dieron su vida para conseguir la mayor gloria del país. La eterna demostración de olvido y memoria. Y hoy como ayer el aporte del revisionismo basado en las interpretaciones que cada época hace de su pasado. Uno de esos inolvidables revisionistas es Carlos Real de Azúa (1916-1977). A él debemos el estudio sobre “El Patriciado uruguayo”. Es un aporte importante en el estudio de las personas que contribuyeron a calificar al país. Y dentro de esta colaboración que estamos haciendo en el Seminario sobre Cultura Uruguaya, a ese libro de Real de Azúa queremos agregar ejemplos de lo que significa nuestra identidad desde el Arte. Pag 6 En 1935 Torres García dice que NO escribió el libro “ESTRUCTURA” con el propósito de hacer escuela sino de acelerar su evolución a fin de que nuestro país alcance un nivel en arte a que debe y puede llegar y con esto equilibrarse con respecto a otros sectores de nuestra cultura. Pues su libro, su obra y su función didáctica no sólo hicieron Escuela de Arte sino que logró que el país alcanzara aquel nivel en arte que debía y podía alcanzar. Su concepto de estructura procuró sacar al Arte de su constante imitación de la Naturaleza para ponerlo en la senda de aceptar la unidad, el yo, el individuo como el ser que contiene en su esencia el TODO así como el todo contiene toda la Unidad. La vocación didáctica de Torres García abrió el camino para comprender el impulso artístico desde nuestra prehistoria hasta hoy cuando el ser humano deja fluir su ser interior, su intuición y su compenetración en todo el Universo. “Al hacer una obra será la medida, el equilibrio y el ritmo lo que determinará la forma y aspecto que tendrá la obra…! Para él, el valor de una obra no está en su naturalismo sino en recorrer el camino que va de la geometría, la proporción y el ritmo al encuentro de la manifestación de una emoción, de un sentimiento, de una idea, de una intuición. Seguir las leyes de la armonía lleva…a un arte de expresión popular, accesible a todos, universal y profundo, concreto y no imitativo…de amplio sentido religioso sin dogmatismo, en síntesis, un arte popular y a la vez el más universal y elevado… porque para él, “EL HOMBRE UNIVERSAL ES FIGURA SIMBÓLICA DEL COSMOS”.