Perón en 1955.
LA CAIDA DE PERON
El 16 de junio del 55 unidades de la aviación naval argentina bombardearon la Plaza
de Mayo con el objetivo expreso de matar a
Perón. Fue una masacre. 350 ciudadanos
perdieron la vida y más de 2000 fueron heridos. La intentona fracasó. En Montevideo
la gente seguía las noticias y se suscitaban
discusiones entre quienes deseaban el éxito de los rebeldes –que eran mayoría- y los
que defendían a Perón o simplemente a la
democracia.
Todos los aviadores comprometidos en la
masacre aterrizaron en Uruguay donde no
solamente obtuvieron asilo sino que fueron
recibidos por el presidente del Consejo de
Gobierno, Luis Batlle Berres. Las relaciones
de los gobiernos pasaron por uno de los momentos más tensos de la historia común.
El 16 de setiembre del mismo 55 se pro-
RUBEN GALUSSO
Pintor
del candombe uruguayo
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duce un nuevo levantamiento militar encabezado por el general Lonardi. Algunas radios uruguayas intervinieron abiertamente
en la lucha, transmitiendo mensajes de unos
sublevados a otros que el gobierno argentino no podía silenciar. Luego de 3 días cae
Perón.
Los responsables del alzamiento lo denominaron “Revolución Libertadora”, prometieron restituir libertades públicas que consideraban arrasadas e incluso mantener las
conquistas sociales de los trabajadores. El
movimiento estaba integrado por fuerzas de
ultraderecha, por liberales centristas y hasta
el partido socialista y el comunista.
El gobierno uruguayo reconoció de inmediato el régimen revolucionario. Muy
pronto los argentinos y de alguna manera también los uruguayos, comprenderían el grave error en que habían caído al
celebrar el derrocamiento de un gobierno
que, bueno o malo, era el producto de la
soberanía popular expresada libremente. Argentina entraría en una vorágine
de violencia política e inestabilidad que
duraría mas de un cuarto de siglo, y que
traería aparejada una secuela de pobreza,
atraso y ruina que no hubiera imaginado
ni el mas delirante de los pesimistas.
Luis Alberto de Herrera comentó a sus
allegados: “En buen baile han entrado los
vecinos. No saldrán de él sin derramar mucha sangre y sobrellevar años de odio. A lo
mejor terminan entendiéndose con Perón, y
los generales se irán a buscarlo en su avión.
Los pueblos no se calman cuando se les
despoja de un caudillo…” Es difícil concebir
palabras mas proféticas!!!
Por Leonardo Piccininno
LITERATURA Y POLITICA: UN CASO URUGUAYO
Prof. Delia Etchegoimberry
Según el origen de la palabra, la expresión “política” buscó definir una actividad que
tenía que ver con las cosas de la polis griega o ciudad. Trascendidas las costumbres
de la trashumancia, los grupos humanos encontraban más seguro, agruparse para
vivir. Se hacía amable la idea de unirse para protegerse. Pero, como todo lo que nos
atañe, cualquier resolución individual o colectiva tiene un precio o tiene un anverso
y un reverso. En este caso la idea de formar una comunidad tiene sus limitaciones.
En primer lugar se pierde la amplitud de la idea del libre albedrío. Se diluyen las
posibilidades de la libertad individual. En adelante, la libertad queda sometida a las
normas de la convivencia. Y para el que no cumplía las normas los griegos adoptaron
el ostracismo. Y para el individuo que volvía a la soledad de los caminos, la situación
lo convertía en un desamparado. Hoy, siglos después de esas primeras búsquedas de
la sobrevivencia, búsquedas del acuerdo político, hemos logrado reunir un interminable código político que si bien, no siempre se cumple, al menos sabemos que existe
y el no cumplimiento nos permite poner de un lado, lo injusto y a veces celebrar la
justicia de los actos de los gobernantes, lo que muchas veces es sólo la aceptación
de lo inevitable.
El caso uruguayo se inscribe en un transcurso histórico que es el que nos define como
nación independiente y que tiene una antigüedad local de unos cortitos 203 años a
los que tenemos que sumar unos quinientos años más de contagios e influencias
derivados de la civilización occidental en todas sus formas imaginables. Hablar de
“influencias” es reconocer que hoy somos hijos y hemos asumido algo de todo lo que
atañe al ser humano como generador de cultura. Esto incluye todos los aciertos y
todos los errores en cuanto a aquella antiquísima esperanza de que juntos, los grupos humanos afines obtendrían todas las ventajas superadoras de la “soledad” vital.
Por eso “el caso uruguayo” no sólo no es un caso aislado sino que corre a la par del
mismo caso repetido por la humanid