El Uru Revista Nº 30 | Page 26

Perón en 1955. LA CAIDA DE PERON El 16 de junio del 55 unidades de la aviación naval argentina bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo expreso de matar a Perón. Fue una masacre. 350 ciudadanos perdieron la vida y más de 2000 fueron heridos. La intentona fracasó. En Montevideo la gente seguía las noticias y se suscitaban discusiones entre quienes deseaban el éxito de los rebeldes –que eran mayoría- y los que defendían a Perón o simplemente a la democracia. Todos los aviadores comprometidos en la masacre aterrizaron en Uruguay donde no solamente obtuvieron asilo sino que fueron recibidos por el presidente del Consejo de Gobierno, Luis Batlle Berres. Las relaciones de los gobiernos pasaron por uno de los momentos más tensos de la historia común. El 16 de setiembre del mismo 55 se pro- RUBEN GALUSSO Pintor del candombe uruguayo ORIGINALES Y LAMINAS http://muestravirtual-y-viajera. blogspot.com.ar/ [email protected] CEL 15 3864 3619 Pag 26 duce un nuevo levantamiento militar encabezado por el general Lonardi. Algunas radios uruguayas intervinieron abiertamente en la lucha, transmitiendo mensajes de unos sublevados a otros que el gobierno argentino no podía silenciar. Luego de 3 días cae Perón. Los responsables del alzamiento lo denominaron “Revolución Libertadora”, prometieron restituir libertades públicas que consideraban arrasadas e incluso mantener las conquistas sociales de los trabajadores. El movimiento estaba integrado por fuerzas de ultraderecha, por liberales centristas y hasta el partido socialista y el comunista. El gobierno uruguayo reconoció de inmediato el régimen revolucionario. Muy pronto los argentinos y de alguna manera también los uruguayos, comprenderían el grave error en que habían caído al celebrar el derrocamiento de un gobierno que, bueno o malo, era el producto de la soberanía popular expresada libremente. Argentina entraría en una vorágine de violencia política e inestabilidad que duraría mas de un cuarto de siglo, y que traería aparejada una secuela de pobreza, atraso y ruina que no hubiera imaginado ni el mas delirante de los pesimistas. Luis Alberto de Herrera comentó a sus allegados: “En buen baile han entrado los vecinos. No saldrán de él sin derramar mucha sangre y sobrellevar años de odio. A lo mejor terminan entendiéndose con Perón, y los generales se irán a buscarlo en su avión. Los pueblos no se calman cuando se les despoja de un caudillo…” Es difícil concebir palabras mas proféticas!!! Por Leonardo Piccininno LITERATURA Y POLITICA: UN CASO URUGUAYO Prof. Delia Etchegoimberry Según el origen de la palabra, la expresión “política” buscó definir una actividad que tenía que ver con las cosas de la polis griega o ciudad. Trascendidas las costumbres de la trashumancia, los grupos humanos encontraban más seguro, agruparse para vivir. Se hacía amable la idea de unirse para protegerse. Pero, como todo lo que nos atañe, cualquier resolución individual o colectiva tiene un precio o tiene un anverso y un reverso. En este caso la idea de formar una comunidad tiene sus limitaciones. En primer lugar se pierde la amplitud de la idea del libre albedrío. Se diluyen las posibilidades de la libertad individual. En adelante, la libertad queda sometida a las normas de la convivencia. Y para el que no cumplía las normas los griegos adoptaron el ostracismo. Y para el individuo que volvía a la soledad de los caminos, la situación lo convertía en un desamparado. Hoy, siglos después de esas primeras búsquedas de la sobrevivencia, búsquedas del acuerdo político, hemos logrado reunir un interminable código político que si bien, no siempre se cumple, al menos sabemos que existe y el no cumplimiento nos permite poner de un lado, lo injusto y a veces celebrar la justicia de los actos de los gobernantes, lo que muchas veces es sólo la aceptación de lo inevitable. El caso uruguayo se inscribe en un transcurso histórico que es el que nos define como nación independiente y que tiene una antigüedad local de unos cortitos 203 años a los que tenemos que sumar unos quinientos años más de contagios e influencias derivados de la civilización occidental en todas sus formas imaginables. Hablar de “influencias” es reconocer que hoy somos hijos y hemos asumido algo de todo lo que atañe al ser humano como generador de cultura. Esto incluye todos los aciertos y todos los errores en cuanto a aquella antiquísima esperanza de que juntos, los grupos humanos afines obtendrían todas las ventajas superadoras de la “soledad” vital. Por eso “el caso uruguayo” no sólo no es un caso aislado sino que corre a la par del mismo caso repetido por la humanid