El Túnel
Ernesto Sábato
sentimientos y sensaciones apócrifos; y el círculo de familia, formado por una colección de hipócritas
y mentirosos; y el aplomo y la eficacia con que había engañado a sus dos primos con las inexistentes
manchas del puerto; y la escena durante la comida, en la estancia, la discusión allá abajo, los celos
de Hunter; y aquella frase que se le había escapado en el acantilado: "como me había equivocado
una vez"; ¿con quién, cuándo, cómo? y "los hechos tormentosos y crueles" con ese otro primo,
palabras que también se escaparon inconscientemente de sus labios, como lo reveló al no contestar
mi pedido de aclaración, porque no me oía, simplemente no me oía, vuelta como estaba hacia su
infancia, en la quizá única confesión auténtica que había tenido en mi presencia; y, finalmente, esta
horrenda escena con la rumana, o rusa, o lo que fuera. ¡ Y esa sucia bestia que se había reído de mis
cuadros y la frágil criatura que me había alentado a pintarlos tenían la misma expresión en algún
momento de sus vidas! ¡ Dios mío, si era para desconsolarse por la naturaleza humana, al pensar que
entre ciertos instantes de Brahms y una cloaca hay ocultos y tenebrosos pasajes subterráneos!
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