EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 | Page 42
Amable, pero recatada. Al principio no entendió
lo que él le pedía. Tuvo que escuchar varias
veces la propuesta. No se habría prestado a ser
modelo, si no fuera porque la criada le explicó
que sería una estrella fugaz en el cielo oscuro de
su vida.
El pintor seguía hablando para convencerla. Ya
se estaba resignando cuando ella, finalmente,
aceptó y lo siguió a su taller.
Serás mi Mona Lisa, le dijo él en un momento
en que detuvo su pincel para contemplarla por
el mero placer de agasajar a sus ojos. Y ella se
sintió intimidada al punto de perder la sonrisa.
El pincel siguió obrando el milagro de atrapar
sobre el lienzo su mirada retraída.
...El pintor le hablaba, le explicaba que pocas
veces su mano se enamoraba de lo que veían
sus ojos. Le contaba que hay un lugar en el cielo
en el que se encuentran las miradas, los gestos
de las manos, las intenciones más tiernas y las
sonrisas.
Y entonces sonrió.
42