EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 | Page 26

Lloraba, debía controlarse o tendrían un acci- dente y no se salvaría ninguno de los tres. La oyó quejarse y luego un grito muy fuerte, no podía detenerse, ya casi llegaban. —Por favor resiste, el dolor debe ser insopor- table, piensa en nosotros y la felicidad que nos traerá... ¡Llegamos! Se paseaba, era imposible calmarse, había pa- sado una hora y nada, ni siquiera servía la máquina de café. Un señor se le acercó y preguntó la hora, Car- los lo miró como si se tratara de un sueño, tardó en decirle que eran las siete. El señor dijo que había cumplido su cometido, y se marchó. —¿Cuál cometido? ¿A qué se refiere? No hubo respuesta, a decir verdad, sí, salió el doctor y le dijo: «No sabría explicarle cómo, ha sido un milagro, un ángel estuvo ahí con noso- tros y pudimos salvarlos. Entre solo un momen- to, eso les ayudará a los tres.» —Gracias, mi amor, eres la mujer más valiente que conozco. Y tú, ¡campeón!, eres lo más her- moso que jamás haya visto. Te llamaremos Nico- lás. ¿De acuerdo? Ella asintió, y él entonces sonrió... 26