El sueño de una sombra PREVIA | Page 17

El sueño de una sombra 17
— Esta niña tiene mucha clase – decía mi bisabuela , cogiéndome en sus brazos –. Estoy segura de que , cuando sea mayor , será una señora muy elegante .
— Será una señora elegante solo si deja de ser tan traviesa . – Esa era la respuesta que siempre daba mi abuela .
Pero , en esa época , aún era un interrogante para mí si sería una señora , una monja o una cantante de la bohemia francesa . Lo único seguro por entonces es que era una niña extremadamente inquieta a la que le gustaba ir descalza por casa para , sigilosamente , hacer todo tipo de travesuras , pues el dolor que sentía mi alma no había matado mis ganas de jugar .
Otro de mis pasatiempos favoritos era jugar al escondite con alguna de mis tías abuelas y enrollarme en las cortinas de seda bordada que estaban a mitad del pasillo para que no me vieran .
—¡ Te encontré ! – chillaba entre risas tía María Luisa , abrazando la cortina y a mí , que estaba entre sus pliegues .
Entonces , yo me escabullía de entre sus brazos y las dos corríamos hacia el otro lado del piso , donde llegábamos al colmo de las risas y la diversión cuando nos poníamos a cuatro patas en el suelo y mi tía , que tendría entonces unos sesenta y pico años , me perseguía con su falda de tubo y sus tacones por debajo de la mesa del comedor . Era una casa de viejos niños y de niños viejos . A todos se nos había contagiado la vejez y a todos , también , se nos había contagiado la niñez .
La idiosincrasia de la que había disfrutado la familia se había acabado ; ahora éramos una familia desestructurada con mucho menos glamur . Tía Mercedes me había contado que , antes de nacer yo , se habían hecho muchas fiestas en casa de la bisabuela , que incluso aparecían en las notas de sociedad del periódico La Vanguardia . Papá Eliseo , que fue el segundo marido de Mamá Julia , había sido un famoso pintor impresionista y muchas de