CAUTIVOS DE LAS CADENAS
El dolor infinito y rebelde
dejó al hombre exhausto y cansado.
Sus ojos negros y profundos
se perdían en oscuridad fría y solitaria
de las cadenas que le unían a su vida,
a su muerte,
triste e impenetrable.
Su cansancio agotador fue invisible
como las lágrimas que recorrían su cara
en un callejón sin salida.
Siempre el dolor es infinito y rebelde.
Siempre.