EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 35
dramáticas horas llegó a Medellín alrededor de las tres de la
mañana y fue atendido en una clínica particular, y salvado del
peligro de muerte. Ayer se recuperaba satisfactoriamente. “El
cadáver del hacendado Uribe Sierra fue traído también en la
madrugada de ayer a Medellín. Su muerte, mientras tanto,
despertaba reacciones de dolor y rechazo en los distintos círculos
de Antioquia. Sus despojos mortales fueron velados en la sala de
velación del cementerio Campos de Paz,, y en ese mismo
camposanto fue sepultado a las cuatro de la tarde, en un entierro
multitudinario, al cual se calcula que asistieron unas 10 mil
personas, entre amigos, familiares y dirigentes políticos,
empresarios, algunos funcionarios del gobierno, y hasta varios
campesinos trabajadores de las fincas del conocido ganadero. “La
magnitud del sepelio sobrepasó la capacidad del parqueo de
Campos de Paz y los vehículos llenaron los aparcaderos y
avenidas cercanas, haciendo una cola que llegó hasta la glorieta
de las carreras 80 y 81 con al avenida Guayabal. A unos 15
guardas azules que estuvieron en el sitio, les resultó difícil
controlar el tráfico de vehículos. Y mientras la gente se agolpaba
alrededor de la capilla y junto a la tumba última, una avioneta voló
casi media hora sobre el camposanto y lanzó claveles rojos y
margaritas blancas sobre el escenario triste. En ese mismo
instante un poderoso helicóptero de Helicol cruzaba portando al
dañado helicóptero del hacendado muerto. Y el hijo de la víctima,
Álvaro Uribe Vélez, es una breve alocución dijo que el dolor y
tragedia que afectaban a la familia eran muy grandes, pero era
más llevadera gracias a las muestras de afecto y solidaridad de
tantas personas. Alguien entre la multitud pidió un aplauso. Y
hubo gente que aplaudió. Resultaba extraño ese palmoteo en un
cementerio. Pero es que a Alberto Uribe Sierra, el hombre
dicharachero y alegre, se le podía hacer una despedida inusual”.
Todos están allí. Escobar, que no es un narcotraficante y un
asesino sino un “hacendado”; los Ochoa, que no son delincuentes
(uno de ellos extraditado a los Estados Unidos), sino unos buenos
“muchachos”; las corridas, que no son esos espectáculos donde
se vive un mundillo de apariencia, sino un motivo para obras
“benéficas”; la sociedad, que no es un grupo humano reunido en
torno a unos valores sino una partida de desalmados que corren
detrás de una catarata de dinero; los helicópteros, que no son
35