EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 25

rejoneador, e hicieron una reunión a alto nivel y a puerta cerrada para discutir varios puntos sobre la alta escuela Andaluza y Mejicana, no se sabe si saldría humo blanco, allá ellos”. La semblanza biográfica termina con una nota escrita el 23 de mayo de 1985: “Empuño de nuevo la pluma para hablar de Alberto (Q.E.P.D.); lo asesinó la FARC en su hacienda Guacharacas, se hizo matar pero con honor como era él, con su pistolita, disparando contra 30 asesinos con metralletas, armaditos con todas las de la ley y sus permisos desde lo alto, Dios los guarde y les perdone, que dañito hicieron, y ver que no ha faltado mandamás, vacas sagradas intocables, que viven del gobierno, sus coyunturas y sus roscas de por vida, que dicen que esto fue un ajuste de cuentas, estos H.P. son mas bandidos que los que lo asesinaron” [ 27 ]. Ahí están algunos de los elementos esenciales para su biografía: caballos, helicóptero, bohemia, el amor de las mujeres, su esposa Laurita, Dairo Chica, sus hijos, el que más le heredó y el de talla presidencial. Y en el fondo el gordo Ochoa, árbitro y señor de estas vidas, estas honras y estas haciendas. Antes de que se supiera que el clan era el clan y que “La Margarita del 8” le pertenecía, Bogotá entera desfiló por los comedores de ese restaurante, donde se vivía un ambiente rural tan caro a una ciudad atildada que sigue siendo campesina. Y allí, en una fotografía enorme colgada de una pared del fondo, se veían las siluetas inconfundibles de un hombre bajo y grueso vestido a la manera de la Antioquia tradicional, con su carriel, su corrosca y su zurriago, con sus tres hijos varones [ 28 ], rodeando a un mozalbete flaco y descolorido, extraviado en medio de esa abundancia de carnes, y de tanta sonrisa y socarronería. Una foto que bien hubiera podido ser un Botero, de Fabio Ochoa y de sus hijos alrededor del hijo de su amigo Alberto, el que tiene “talla presidencial”, y que, según mejor aún el de los Ochoa: un juego de ajedrez, con las piezas de oro. Como Dayro Chica les preguntara el motivo de tan exótico regalo, le respondieron "para que usted vea cómo un peón se puede comer a una reina”. 27 En esa época, conocidas por círculos cerrados de la sociedad antioqueña ciertas actividades de don Alberto Uribe, las cuales relacionaban con su súbito cambio de estatus socio económico, circuló con mucha fuerza la versión de que su asesinato se debió a una “vendetta” entre narcotraficantes. 28 El “Clan Ochoa” 25