Los gestos de Piggy cesaron ante la voz ahogada y dolorida de Ralph. Se agachó y
esperó. Ralph se balanceaba de un lado a otro meciendo la caracola.
- ¿Es que no lo entiendes, Piggy? Las cosas que hicimos...
- A lo mejor todavía está...
- No.
- A lo mejor sólo fingía...
La voz de Piggy se apagó al ver el rostro de Ralph.
- Tú estabas fuera. Estabas fuera del círculo. Nunca llegaste a entrar. ¿Pero no viste lo
que nosotros... lo que hicieron?
Había horror en su voz y a la vez una especie de febril excitación.
- ¿No lo viste, Piggy?
- No muy bien, Ralph. Ahora sólo tengo un ojo; lo debías saber ya, Ralph.
Ralph siguió balanceándose de un lado a otro.
- Fue un accidente - dijo Piggy bruscamente -; eso es lo que fue, un accidente. Su voz
volvió a elevarse.
- Saliendo así de la oscuridad..., ¿a quién se le ocurre salir arrastrándose así de la
oscuridad? Estaba chiflado. El mismo se lo buscó.
Volvió a hacer grandes gestos.
- Fue un accidente.
- Tú no viste lo que hicieron...
- Mira, Ralph, hay que olvidar eso. No nos va a servir de nada pensar en esas cosas,
¿entiendes?
- Estoy aterrado. De nosotros. Quiero irme a casa. ¡Quiero irme a mi casa!
- Fue un accidente - dijo Piggy con obstinación -, y nada más.
Tocó el hombro desnudo de Ralph y Ralph tembló ante aquel contacto humano.
- Y escucha, Ralph - Piggy lanzó una rápida mirada en torno suyo y después se le
acercó -...no les digas que estábamos también en esa danza. No se lo digas a Samyeric.
- ¡Pero estábamos allí! ¡Estábamos todos! Piggy movió la cabeza.
- Nosotros no nos quedamos hasta el final. Y como estaba todo oscuro, nadie se fijaría.
Además, tú mismo has dicho que yo estaba fuera...
- Y yo también - murmuró Ralph -. Yo también estaba fuera.
Piggy asintió con ansiedad.
- Eso. Estábamos fuera. No hemos hecho nada; no hemos visto nada.
Calló un momento y después continuó:
- Nos iremos a vivir por nuestra cuenta, nosotros cuatro...
- Nosotros cuatro. No vamos a ser bastantes para tener encendida la hoguera.
- Lo podemos intentar. ¿Ves? La encendí yo.
Llegaron del bosque Samyeric arrastrando un gran tronco. Lo tiraron junto al fuego y se
dirigieron a la poza. Ralph se puso en pie de un salto.
- ¡Eh, vosotros dos!
Los mellizos se detuvieron unos instantes y después siguieron adelante.
- Se van a bañar, Ralph.
- Será mejor acabar con ello de una vez. Los mellizos se sorprendieron al ver a Ralph.
Se sonrojaron, sin atreverse a mirarle.
- Ah, ¿eres tú, Ralph? Hola.
- Hemos estado en el bosque...
-...cogiendo leña para la hoguera...
-...anoche nos perdimos. Ralph se miró a los pies:
- Os perdisteis después de... Piggy limpió su lente.
- Después de la fiesta - dijo Sam con voz apagada. Eric asintió:
- Sí, después de la fiesta.