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Andrea Victoria Cano
Sólo el Yo, reflejo del espíritu eterno, en su esencial instancia infinita,
puede coincidir gnósticamente con las Runas increadas. Y en esto
radica el misterio del Origen: Sí el Yo percibe a las Runas increadas se
percibe a sí mismo, porque las Runas participan del infinito actual. Las
Runas no requieren de nada exterior y sus significados son existentes
por sí mismos y nada puede afectarlas, en ese sentido las Runas son
armas simbólicas, con las cuales se pueden resignar los designios e
independizarse de las determinaciones del demiurgo.
Ángulo Recto (La Arista)
Geométricamente se le denomina arista a la línea resultante del cruce
de dos superficies o planos, lo que significaría metafísicamente que este
ángulo recto rompe la cuadralidad del mundo demiurgico.
Estas aristas se descomponen básicamente de la Runa Odal (la cual
esta estructuralmente conformada por aristas), como resultante la “V”
es un arma increada que resigna aspectos negativos como: el vicio, la
violencia anímica y psicológica, la vanidad, la vergüenza, la
vulgaridad, la vagancia.
Remplazándolas por: valor: (expresa el completo sometimiento del
temor), voluntad: (mirada del espíritu, que está por encima de toda
razón, de todo animismo), verdad: (enuncia los significados reales de
cualquier entidad y de cualquier hecho), virtud: (atributo de lo virginal,
no se ilusiona, no pone sentido al mundo ilusorio) virilidad: (recuerdo
de la pareja original, provine de Vrill, energía inagotable), vehemencia:
(verbo resignador de todo designio, arraigado al alma sumisa), vida:
(está por encima de cualquier animismo, frialdad al mundo de la
materia), virginidad: (aglutina todas las virtudes del espíritu antes
mencionadas, hace referencia a la Virgen de Agartha, nostalgia por el
Valle Fértil o Vega).
Es la mística Veganista.
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