INVESTIGACIÓN: ¿RUBÍ O ESPINELA?.
El auténtico valor de una joya enigmática
El denominado rubí de la corona imperial británica es una joya que ha
“engañado” a sus poseedores durante años. Su valor económico no es tan
alto como se pensaba
En los grandes fastos del imperio británico,
la reina Isabel II luce la corona imperial, en
la que llama la atención en su centro el
destello de un enorme rubí color sangre,
del tamaño del huevo de una paloma. Se
trata de una joya que fue sacada del tesoro
real de la Alhambra de Granada en 1362 y
que llegó unos años después a manos
inglesas. Hoy conocemos, por los últimos
estudios, que su origen más probable se
halla en las minas de Mianmar, o quizás
Tailandia. Fue el monarca Pedro I de
Castilla quien se la regaló al Príncipe de
Gales, Eduardo de Plantagenet, más
conocido por el Príncipe Negro por
ayudarle en la batalla de Nájera (La Rioja).
Pedro I no pudo recompensarles con más
botín que unas cuantas joyas personales.
Entre ellas iba el rubí….
Esa joya en realidad no es un rubí, sino una
espinela. El rubí tiene como característica
principal un intenso y brillante color rojo
que su propio nombre indica. Por su parte,
las espinelas pueden tener varios colores,
del blanco al azul, pasando por el verde,
aunque la más apreciada es la piedra de
color rojo. No es raro que, a la luz del día,
una espinela roja de calidad supere en
belleza a los propios rubíes, que aparecen
más violáceos. Para disntinguir ambas
piedras preciosas, hay que recurrir a la luz
artificial, bajo la cual los rubís recobran su
esplendor, mientras que las espinelas se
muestran más apagadas y más parecidas a
los granates. No es de extrañar entonces
que durante siglos se confundió la espinela
de la corona imperial británica.
Un rubí rojo comparado con la gran
espinela roja de la corona inglesa
La monarquía inglesa siempre ha
manifestado una gran inclinación por la
ostentación de joyas. Las gemas o piedras
preciosas son rocas o minerales al ser
cortados y pulidos se pueden usar en la
confección de joyas u objetos artísticos.
Siempre han sido muy valiosas por su
escasez, su durabilidad, su belleza y su
perfección. Cuando hablamos de la belleza
y perfección de una piedra, ya sea preciosa
o semipreciosa, nos referimos a su color,
brillo,
transparencia
y
pureza.
6