El refeljo de Lorca en los gitanos. Periódico LORCA | Page 4

Pag. 4 EL MAÑANA “¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. La Luna y la calabaza con las guindas en conserva.” “¡Mi soledad sin descanso! Ojos chicos de mi cuerpo y grandes de mi caballo, no se cierran por la noche ni miran al otro lado donde se aleja tranquilo. Un sueño de trece barcos.” “Huye, luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos harían con tu corazón collares y anillos blancos”. “Por el cielo va la luna con un niño de la luna”. “Ángeles negros traían pañuelos y agua de nieve”. “El largo viento dejaba en la boca un gusto de miel, de menta y albaca”. “Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos”. Todas estas citas muestran la admiración y amor hacía los gitanos, con los cuales sentía una gran empatía. Introduciendo el cante Jondo, este poema se escribió en 1921, aunque este libro no verá la luz en diez años y cabe destacar que a los 23 años García Lorca poseía una madurez al momento de profundizar el espíritu de lo andaluz y lo gitano. Pero antes de proceder debemos entender qué es el cante Jondo. El cante Jondo es la máxima expresión del flamenco de la cual nacerán otras formas como el hermoso baile que hoy conocemos y es muy probable que haya surgido de los cánticos gitanos o tal vez de melodías árabes o hebreas. El Poema del cante Jondo se divide en diez partes las cuáles son: Baladilla de los tres ríos, Poema de la seguiriya gitana, Poema de la soleá, Poema de la saeta, Gráfico de la Petenera, Dos muchachas, Viñetas flamencas, Tres ciudades Seis caprichos. Algo interesante es que este poema está dedicado a personas diferentes, un ejemplo sería Jorge Zalamea, un poeta, ensayista, crítico colombiano, que era amigo de Lorca, le correspondió “El poema de la soleá”. En el poema mencionado se encuentra la frase “El grito deja en viento una sombra de ciprés”. El ciprés es un símbolo de muerte a través de generaciones y el grito sirve para evadir la tensión.