EL PODER DE LAS AFIRMACIONES | Page 43

“El Poder de las Afirmaciones, para lograr Todo lo que Desea...” Su Vida de Prosperidad Discurso y pensamientos tienen una fuerte conexión entre sí. Casi todos estamos de acuerdo en que nuestro discurso puede influenciar el pensamiento de los demás. Sin embargo, pocos se percatan de que su discurso también les influye a ellos mismos. Lo que uno dice influye a su propio pensamiento. A menudo, esta influencia se produce a través del subconsciente. Si cambia su discurso, cambiará su forma de pensar. Deje ya de rascarse el ombligo. Ya sé que quejarse puede ser a veces divertido, pero le digo que deje de hacerlo. Créame, el éxito es mucho más divertido que cualquier sensación que obtenga en su autocompasión. Lo sé porque yo he probado las dos cosas. Si suele quejarse por su situación económica, ya puede pasar página. No comente la mala suerte que tiene. Al contrario, haga que sus palabras refuercen la idea de que su economía mejora. Por ejemplo, si queda para ir al teatro con los amigos, no diga que casi no tiene ni para la entrada. No muestre que el precio es un problema para usted. No se queje por el precio. No piense en las dificultades. De vez en cuando puede experimentar algún que otro pensamiento negativo. Es comprensible. Pero no magnifique esa negatividad convirtiendo sus pensamientos en palabras. Esto hará que la negatividad se plante más profundamente en su mente. Elimine frases negativas como: Nunca he tenido oportunidades. No fui al instituto. Me estoy haciendo mayor. Tengo peor suerte que otros. Estoy inmerso en un carrusel y no puedo salir de él. No soy tan inteligente como antes. Mi familia me ata. La gente tiene prejuicios sobre mí. Mi salud es terrible. No tengo tiempo suficiente. La vida es injusta. Estas afirmaciones le mantendrán pobre y desgraciado al reforzar actitudes derrotistas. Como mucho, de lo único que sirven es como excusas. Debe detener este tipo de discurso. No hable, actúe -ni siquiera piense- de otra forma que no sea positivamente. No preste atención cuando los demás hablen de lo mal que está todo. Escúcheme. Convéncete de que esa gente infeliz ya no habla su mismo lenguaje. No se una a su lamentable cantinela. Si ve que sus quejas le están empezando a influenciar, dígase a sí mismo algo como, "Ya no estoy en su mismo tren. Yo he elegido el camino del éxito." Esta larga carrera se le hará más llevadera si se une a gente con confianza, gente productiva. 43