“El Poder de las Afirmaciones, para lograr Todo lo que Desea...”
Su Vida de Prosperidad
Discurso y pensamientos tienen una fuerte conexión entre sí. Casi todos estamos
de acuerdo en que nuestro discurso puede influenciar el pensamiento de los
demás. Sin embargo, pocos se percatan de que su discurso también les influye a
ellos mismos. Lo que uno dice influye a su propio pensamiento. A menudo, esta
influencia se produce a través del subconsciente. Si cambia su discurso, cambiará
su forma de pensar.
Deje ya de rascarse el ombligo. Ya sé que quejarse puede ser a veces divertido,
pero le digo que deje de hacerlo. Créame, el éxito es mucho más divertido que
cualquier sensación que obtenga en su autocompasión. Lo sé porque yo he
probado las dos cosas.
Si suele quejarse por su situación económica, ya puede pasar página. No
comente la mala suerte que tiene. Al contrario, haga que sus palabras refuercen
la idea de que su economía mejora. Por ejemplo, si queda para ir al teatro con
los amigos, no diga que casi no tiene ni para la entrada. No muestre que el
precio es un problema para usted.
No se queje por el precio. No piense en las dificultades. De vez en cuando puede
experimentar algún que otro pensamiento negativo. Es comprensible. Pero no
magnifique esa negatividad convirtiendo sus pensamientos en palabras. Esto
hará que la negatividad se plante más profundamente en su mente.
Elimine frases negativas como: Nunca he tenido oportunidades. No fui al
instituto. Me estoy haciendo mayor. Tengo peor suerte que otros. Estoy inmerso
en un carrusel y no puedo salir de él. No soy tan inteligente como antes. Mi
familia me ata. La gente tiene prejuicios sobre mí. Mi salud es terrible. No tengo
tiempo suficiente. La vida es injusta.
Estas afirmaciones le mantendrán pobre y desgraciado al reforzar actitudes
derrotistas. Como mucho, de lo único que sirven es como excusas. Debe detener
este tipo de discurso. No hable, actúe -ni siquiera piense- de otra forma que no
sea positivamente. No preste atención cuando los demás hablen de lo mal que
está todo. Escúcheme. Convéncete de que esa gente infeliz ya no habla su
mismo lenguaje. No se una a su lamentable cantinela.
Si ve que sus quejas le están empezando a influenciar, dígase a sí mismo algo
como, "Ya no estoy en su mismo tren. Yo he elegido el camino del éxito." Esta
larga carrera se le hará más llevadera si se une a gente con confianza, gente
productiva.
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