EL PODER DE LAS AFIRMACIONES | Page 29

“El Poder de las Afirmaciones, para lograr Todo lo que Desea...” Fortalecer las Afirmaciones Seguidamente le muestro tres formas de utilizar sus afirmaciones. Aunque no es necesario obligatoriamente llevar a cabo esas técnicas, pueden ser entretenidas y ayudarle en su propósito. Puede realizar las tres o ninguna, ocasionalmente o nunca, si así lo prefiere. Usted decide si quiere añadirlas y cuándo añadirlas a su programa. (1) Póngase delante de un espejo mientras pronuncia sus afirmaciones. Mírese fijamente a los ojos y pronúncielas claramente. Esta energía enfoca y dirige la energía generada por sus imágenes al subconsciente. (2) Grabe sus afirmaciones en una cinta de cassette y reprodúzcalas. (Un cassette auto reversible sería ideal) Primero repita sus afirmaciones las veces que haga falta hasta llenar la cinta. Luego, rebobine la cinta y óigala. Póngaselas en el coche en el camino al trabajo. También en el walkman mientras hace jogging. Óigalas en casa, tumbado en la cama. Si se duerme mientras las está oyendo, el poder de autosugestión continúa durante su sueño. Mucha gente encuentra esta técnica eficaz, a la vez que relajante. (3) Escriba unas pocas afirmaciones en fichas y llévelas durante todo el día. Cada vez que se sienta estresado o molesto, saque una de las fichas y léala unas cuantas veces. Esta técnica sirve a dos propósitos: refuerza la afirmación, e inmediatamente le deja calmado y centrado. Una vez conocí a una mujer que estaba enfadada y molesta casi todo el tiempo. Le echaba la culpa a su trabajo. Su jefe era un hombre irrazonable, que no le pasaba una. El estrés que sentía no cesaba ni al llegar a casa por la noche. No descansaba por las noches, e incluso entonces se sentía enfadada. Su relación con su hijo menor empezó a deteriorarse. Todo se le estaba derrumbando. Sentía que su vida se le iba por un sumidero. Un día, empezó a llevar una afirmación en una ficha, a cada sitio que iba. Cuando en el trabajo tenía un momento de tensión, se metía en el servicio; cogía la ficha y se repetía una y otra vez la afirmación. Esa afirmación no tenía ninguna relación con el trabajo; se refería a una pieza de anticuario (un mueble) que deseaba tener. Cuando la mujer hacía esto, se sentía mejor. Conseguía dibujar una sonrisa en su 29