Un buen día al terminar su faena diaria, exhausto del trabajo realizado se le acercó una pobre anciana, con signos de no haber comido, con harapos muy sucios y lleno de tristeza, la cual le dijo:
-Buen joven, gustaría usted llevarme en su barca al puerto más próximo.
Enseguida el joven contestó: sube mujer te llevaré a tu destino.